Cinco años después del acuerdo de París y a pocos meses de la COP26, los gobiernos, los reguladores, los inversores y los clientes exigen que las empresas desempeñen su papel en los esfuerzos mundiales para hacer frente al cambio climático cada vez más.

Cientos de las mayores organizaciones del mundo se han fijado objetivos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en sus cadenas de suministro, estableciendo metas ambiciosas para ser neutras en carbono en los próximos cinco a 10 años. Según McKinsey, la cadena de suministro de una empresa de consumo típica genera costos sociales y medioambientales mucho mayores que sus propias operaciones. Los impactos de la cadena de suministro representan más del 80% de las emisiones de gases GEI y más del 90% del impacto en el aire, la tierra, el agua, la biodiversidad y los recursos geológicos.

Prestando mayor atención a la reducción de emisiones de carbono es conveniente preguntarse ¿cómo las empresas de transporte y logística enfrentan estos retos?

Consolidación de cargas y reparto de activos

Al reservar un boleto de avión se hace sabiendo que este medio servirá como transporte para más pasajeros. A veces éste podrá estar lleno y a veces no. Sin importar con quién se comparta el viaje, es poco probable que haya un único pasajero. Toda la tripulación seguirá la misma ruta hacia el mismo destino, por lo que el costo se reparte entre todos, para así reducir la cantidad de combustible necesaria para los múltiples viajes y, por supuesto, disminuir las dañinas emisiones de CO2.

Entonces, ¿por qué no aplicar la misma lógica para consolidar la carga y compartir activos en la cadena de suministro?

En México, según estimaciones de la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga, 30 por ciento de los viajes se realizan vacíos, tan solo en 2018[1] se realizaron más de 3 millones. De acuerdo al Instituto Mexicano del Transporte, 638 ton/km de CO2 al año se asocian a los traslados de vehículos con carga vacía. Considerando este porcentaje de viajes en vacío, se puede asumir que una tercera parte de las emisiones anuales por tonelada/kilómetro en las principales carreteras del país, son producidas por vehículos sin carga[2].

Por ejemplo, CHEP, compañía de soluciones logísticas, transporta pallets (o tarimas) con y/o sin mercancía: en todo el mundo tiene millones de tarimas en circulación. Al ser una compañía especializada en el uso compartido y reutilización de pallets, la descarbonización de la cadena de suministro toma relevancia e impacto para la marca.

Su sistema de “compartir y reutilizar” (share and reuse) permite minimizar las distancias recorridas con carga vacía; de forma habitual colabora con los clientes para aprovechar las cargas libres y así trasladar los pallets en lugar de mandar un camión adicional. Asimismo, por medio de su solución de embalaje la compañía puede tener un mejor llenado del camión, además de que utiliza la visibilidad que tiene del negocio de pallets de las cadenas de suministro de sus clientes para incentivarlos a compartir vehículos. Aunado a la relación con los fabricantes y los minoristas, que les permite desafiar algunas de las barreras sistemáticas que frenan estos niveles de llenado de camiones.

Eficiencia en la carga

Pasando a ejemplos visibles en la industria de logística y transporte, en varios países la altura de los pallets está limitada a 1.7 metros –medida ajustada a los estantes de los almacenes- pero deja vacíos 0.8 metros de espacio en la parte superior de un camión típico. Para algunas cargas, los estándares de peso son una limitante, ya que impiden aprovechar los espacios en su totalidad.

Otro ejemplo de eficiencia consiste en cargar el nivel inferior del camión con productos pesados y el superior con productos más ligeros para optimizar tanto el peso como el cubo. Si bien esta no es una acción sistemática, brinda una solución simple y efectiva.

Colaborar es necesario si se quiere generar un progreso genuino en las emisiones de carbono

Finalmente, es necesario trabajar en conjunto para entender mejor cuáles son las barreras a superar y dónde están las oportunidades de mejora. Esto es un reto compartido a través de la cadena de suministro, los minoristas y los fabricantes. El costo, por supuesto, es eficiencia en materia de recurso que se verá reflejada en ahorros de CO2, costos, conductores requeridos, congestión vial y contaminación.

Brambles ha conseguido la neutralidad de carbono en todas sus operaciones. Esto significa que las emisiones netas de CO2 de la compañía se han reducido a cero en el ámbito 1 (emisiones directas generadas por la quema de combustible) y 2 (emisiones indirectas resultantes de la producción de electricidad comprada), incluidos en el Protocolo estandarizado de gases de efecto invernadero (GEI). Estos resultados han sido gracias al trabajo conjunto que la compañía realiza con todos sus clientes y socios de negocio. Cada mercado se encuentra colaborando activamente para identificar rutas en común y compartirlas, esto con el objetivo de reducir las millas vacías, al igual que impactos ambientales.

 

 

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