Luis Osorio Sagaseta, director ejecutivo de la organización Protección de Cultivos, Ciencia y Tecnología, A.C., (Proccyt), en el tema de plaguicidas, la región de Querétaro y el bajío tienen grandes desafíos como es la crisis hídrica, aunado que este tipo de empresas necesita una adecuada adaptación a la agricultura vertical, pues dichos esquemas que proliferan en dichas entidades consumen menos cantidades de dichos insumos.

También puso de realce que el crecimiento de la mancha urbana de Querétaro, es un gran desafió para todos los sectores agrícolas, pues la frontera de cultivos con zonas habitacionales repercute en el uso de plaguicidas que se utilizan para conservar los alimentos.  Igualmente se tiene el gran pendiente que los productores tengan conocimientos específicos sobre el uso de plaguicidas.

Dijo que los beneficios que el sector de plaguicidas son la contribución de productividad agrícola en el país, igualmente se tienen aristas que les señalan estar en la primer fila de control de enfermedades en los cultivos, así como alargamiento de vida de los productos alimenticios.

En los retos del sector agrícola es el aumento de la población que exige más calidad y cantidad de alimentos y que exige maximizar los cultivos agrícolas. Según la FAO se necesitará un 60 por ciento de alimentos extra a los actuales para mediados de este siglo.

Informó que en México existen 247 plagas dañinas de los cultivos y de estar fuera de control provocaría una drástica disminución de los alimentos. Un ejemplo es que el café mexicano, que en 2012 se infectó de roya, pasando el país del cuarto lugar mundial de producción de café al onceavo sitio.

La FAO señala que existen 15 grandes plagas que se movilizarán de zonas debido al Cambio Climático, provocando graves daños a cultivos que no están preparados a nuevas plagas o enfermedades. “Al momento, hemos apreciado ya el movimiento de algunos insectos que están traspasando fronteras climáticas y estatales”.

Relató que el sector industrial de plaguicidas, se tienen 120 estudios científicos para 11 años de desarrollo de una molécula, se cumplan 12 reglamentos y 30 normas de seguridad, es el marco regulatorio de dichas empresas.

Por ello, el dictamen de modificación de la ley de salud, que toca los aspectos de plaguicidas y señala prohibición total en su texto legislativo, es una grave preocupación empresarial, pues ha sido presentada de forma constante en las legislaturas federales.

Dicha iniciativa de ley, maneja temas de gradualidad de prohibir los plaguicidas, pero existen propuestas de cancelar de tajo el uso de los mismos. Por ello, los empresarios piden un diálogo abierto para avanzar en eliminación de los agroquímicos. En México, entre las actividades primarias, la agricultura aporta el 4 por ciento del PIB nacional, se tienen 24 millones de hectáreas agrícolas en México y genera 7 millones de empleos directos.

La Proccyt plantea que debe prohibirse de forma permanente el uso de plaguicidas se perdería un 47 a 50 por ciento de productividad de cultivos (aguacate, caña de azúcar, chile verde, agave, alfalfa, frijol, etc.) y subiría el costo de los alimentos con una pérdida de 400 mil millones de pesos, así como afectación de inicio del 9 por ciento de las exportaciones agroindustriales, porcentaje que se incrementaría cada año.

Se tendrían aumentos de precios de hasta un 612 por ciento en la naranja, un 144 por ciento en sorgo, 245 por ciento en agave, 445 por ciento en tomate, 84 por ciento en maíz, 163 por ciento en espárrago, ejemplificó.

Explicó que Sri Lanka, en 2021 aplicó una ley de cero plaguicidas o agroquímicos y en un solo año, su producción de alimentos se cayó de forma dramática.

Por su parte, Roberto Escalante, presidente de la Proccyt, dijo que ante la ausencia de protección de cultivos, la producción disminuye un 40 por ciento, afectando mayormente a los grupos vulnerables.

Indicó que en México, la industria de plaguicidas tiene un valor de 1.6 mil millones de dólares; mientras que Argentina tiene un valor de 4 mil millones de dólares, el líder latinoamericano es Brasil con 13 mil millones de dólares.

Concluyó que se requiere trabajar con los agricultores para que adopten nuevas técnicas y todos convivan en la industria de plaguicidas tradicional y los biológicos. Sin embargo, trabajamos con un marco legal que brinda seguridad a la gente.

 

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