En los últimos días, los titulares de los principales medios han señalado una preocupante realidad: los precios de hortalizas como el cilantro, el brócoli, el perejil y otros productos han aumentado entre un 300% y un 400%. Esta subida vertiginosa no solo afecta a los hogares mexicanos, sino también a taquerías y restaurantes que dependen de estos ingredientes para sus platillos. Detrás de estos números hay una crisis más profunda: el cambio climático que no solo provoca sequías cada vez más severas, también provoca inundaciones que tienen impacto en la producción de alimentos y la seguridad alimentaria.

Si bien la temporada de lluvias ha comenzado a regar los campos de México, no significa que las cuencas han alcanzado los niveles necesarios para mantener los campos húmedos y las cosechas vivas. Los agricultores, enfrentan todo tipo de retos, dificultades y pérdidas significativas en sus producciones. Por ejemplo, en el norte del país, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), reporta que la falta de agua y las alteraciones climáticas ha provocado la pérdida del 50% de la superficie de siembra de trigo, aumentando la necesidad de importar granos para la industria alimentaria.

El agua está en el centro del cambio climático

Así como la escasez de agua y su impacto en los campos agrícolas ha sido crítico durante los primeros meses del año, también lo ha sido la intensificación de las lluvias. Los cambios en los patrones de precipitación son una consecuencia del cambio climático, y también afectan al campo. El calor, la sequía y las fuertes lluvias tienen impactos significativos en la seguridad alimentaria y la producción agrícola. Algunas de las consecuencias pueden llegar a ser irreversibles, entre ellas, el cambio en el suelo, un bajo rendimiento de los cultivos y la alteración en el desarrollo y morfología de las plantas.

Acción colectiva: la respuesta de Kilimo para crear un círculo virtuoso

“Ante este escenario, es crucial buscar soluciones innovadoras y sostenibles, basadas en  acción colectiva”, dice Paola Flores, Gerente de Clima en Kilimo México. “El modelo que ha desarrollado Kilimo busca la participación y el compromiso tanto de agricultores como de empresas que colaboren en proyectos que resulten con el uso eficiente del agua en la producción de alimentos. Kilimo se centra en promover una gestión más eficiente y sostenible del recurso hídrico, como estrategia para mitigar el cambio climático”.

Kilimo, es una climatech latinoamericana que impulsa soluciones de adaptación climática para alcanzar la seguridad hídrica. La compañía, trabaja intensamente para lograr un futuro con agua disponible en las cuencas de Latinoamérica. Su tarea se centra en incentivar la participación de empresas privadas en proyectos de acción colectiva en conjunto con agricultores preocupados por implementar mejores prácticas en el uso eficiente del agua para riego.

 “Es evidente que el cambio climático requiere una respuesta coordinada y multifacética para quitar las diversas presiones que tienen los agricultores. Es necesario una participación colectiva para lograr prácticas de riego agrícola más sostenibles, invertir en tecnologías de gestión del agua e incentivar la participación de los agricultores a través de reconocimiento y capacitación”, asegura Paola Flores.

Aunque la temporada de lluvias ha llegado, la situación actual es un recordatorio contundente de la necesidad de transformar las prácticas tradicionales de producción de alimentos con un esfuerzo colectivo. Solo se podrá garantizar que los productos esenciales continúen llegando a nuestras mesas, si los problemas relacionados con el suministro de agua, se abordan a largo plazo y se optimizan todas las infraestructuras para un uso eficiente de los recursos disponibles.

 

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