En México las comunidades rurales y remotas tienen un limitado acceso a la electricidad. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), aproximadamente 1.1 millones de personas en el país carecen de servicios de energía eléctrica en su hogar, lo que representa alrededor del 1% de la población total. a nivel global el Banco Mundial estima que 685 millones de habitantes todavía viven sin electricidad en sus hogares.
Aunque en las zonas urbanas el suministro eléctrico suele ser constante, miles de familias en áreas remotas padecen interrupciones frecuentes o, en algunos casos, carecen completamente de acceso a la electricidad. La falta de infraestructura adecuada y la dependencia de combustibles fósiles han sido barreras históricas para el desarrollo energético y sostenible de estas regiones.
El 30 de septiembre de 2024 marcó un hito en el sector energético de México con la aprobación de las Disposiciones Administrativas de Carácter General (DACGs) por parte de la Comisión Reguladora de Energía (CRE), lo que impulsa la modernización del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) y facilita la integración de sistemas de almacenamiento de energía eléctrica (SAE). Este avance tanto mejora la eficiencia y confiabilidad del sistema energético, como también crea un entorno propicio para el desarrollo de energías renovables en zonas rurales y remotas. Enrique Chávez, Director de Energía Crítica e Infraestructura Digital de Eaton México, subraya que estas regulaciones permitirán mayor estabilidad y autosuficiencia en áreas que históricamente han sufrido interrupciones en el suministro eléctrico.
En muchas regiones rurales y remotas de México, como las sierras de Oaxaca, la península de Baja California o las montañas de Chiapas, el acceso a la electricidad ha sido limitado debido a la dificultad de conectar estas áreas a la red eléctrica nacional. Los costos elevados para instalar infraestructura, como torres de transmisión, cables de alta tensión y transformadores, han dificultado la expansión de la red eléctrica tradicional en estos territorios.
Como resultado, las comunidades que no tienen acceso a la red eléctrica dependen en gran medida de generadores de diésel, una fuente de energía que no sólo es costosa, sino también altamente contaminante. Esta solución incrementa el gasto diario para las familias y las hace vulnerables a las fluctuaciones en los precios del combustible. Además, el uso de diésel produce emisiones significativas de gases de efecto invernadero, lo que contribuye al cambio climático y afecta negativamente la salud de las comunidades locales.
Así, las energías renovables, en particular la energía solar y eólica, se presentan como alternativas viables para abordar los problemas de electrificación en las comunidades rurales y remotas de México. El país posee un inmenso potencial para la generación de energía limpia, gracias a su abundante radiación solar y sus fuertes corrientes de viento presentes en varias regiones. Aprovechar estos recursos es más rentable que expandir la red eléctrica y representa una solución sostenible y respetuosa con el medio ambiente.
La instalación de paneles solares en comunidades rurales aisladas permite que los hogares generen su propia electricidad a partir de la luz solar, asegurando así un suministro estable y continuo. En las regiones con buen potencial eólico, las pequeñas turbinas son una opción eficiente para proporcionar electricidad de manera descentralizada.
Sin embargo, uno de los mayores retos para el desarrollo de las energías renovables ha sido la intermitencia en su producción y la variabilidad en su generación. Dado que el sol no irradia siempre y el viento no sopla de manera constante, la integración masiva de estas fuentes en la red eléctrica ha sido un desafío considerable. Este fenómeno ha actuado como una barrera para la expansión de las energías renovables.
Sistemas de respaldo energético: estabilidad y autosuficiencia
La reciente aprobación de las DACGs subraya la importancia de los sistemas de almacenamiento de energía (SAE) para mitigar los problemas de intermitencia y mejorar la integración de las energías renovables en el Sistema Eléctrico Nacional. Los SAE permiten almacenar la energía generada durante los períodos de alta producción para usarla cuando la demanda es mayor o cuando las fuentes renovables cuenten con las condiciones ideales para la generación. Esto estabiliza el suministro eléctrico, reduce la necesidad de quemar combustibles fósiles y maximiza el uso de energías limpias.
Enrique Chávez explica la relevancia de esta tecnología para México: “Los sistemas de almacenamiento de energía mitigan los efectos de la intermitencia al tiempo que permiten a las comunidades rurales aprovechar al máximo sus recursos renovables. Esto genera una fuente de energía confiable y resiliente, lo que es clave para el desarrollo y la mejora de la calidad de vida en estas áreas”.
A nivel mundial, por ejemplo, se han implementado iniciativas que destacan el enorme potencial de los SAE. El proyecto AAPowerLink de Sun Cable en Australia, el más grande del mundo, combina hasta 20 GW de energía solar con una batería de almacenamiento de entre 36 y 42 GWh, incluyendo un cable submarino de 4,300 kilómetros para suministrar energía a Singapur.
En México, la integración de baterías de litio en las comunidades rurales puede revolucionar el acceso a la electricidad. Al almacenar el excedente de energía generada por paneles solares o turbinas eólicas, estas comunidades pueden disponer de electricidad incluso en momentos en que las condiciones climáticas no son favorables. Esto tanto garantiza un suministro continuo como permite a las comunidades avanzar hacia la autosuficiencia energética.
Impacto en la calidad de vida y el medio ambiente
La adopción de energías renovables y sistemas de respaldo energético transformará la vida de muchas comunidades rurales en México. Con un suministro eléctrico estable, las escuelas pueden operar de manera más eficiente, los centros de salud pueden utilizar equipos médicos esenciales, y las pequeñas empresas pueden expandir sus operaciones, lo que genera empleo y mejora la economía local.
Además, la reducción de la dependencia de los combustibles fósiles está ayudando a mitigar el impacto del cambio climático. Cada comunidad que adopta energías renovables contribuye a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, mejorando la calidad del aire y preservando el medio ambiente.
La aprobación de las DACGs por parte de la CRE es un paso de suma importancia hacia un futuro energético más sostenible en México. De acuerdo con Enrique Chávez, el camino hacia una mayor electrificación en las zonas rurales de México es claro: energías renovables y almacenamiento de energía.