De acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), entre los años 2019 y 2020 desaparecieron el 20.8% de las empresas mexicanas. A pesar de que la pandemia por Covid-19 contribuyó al incremento de estos números, la realidad es que hay una consistencia y es que en México entre 0.7 y 1.36% de los negocios cierran sus puertas mensualmente, con o sin crisis de por medio.
Frecuentemente estos cierres no se dan porque sus productos y servicios no encuentren un mercado o no logren posicionarse frente a la competencia; por el contrario, se trata de compañías que frenaron su crecimiento debido a problemas legales o administrativos en su etapa inicial.
“México, al igual que la gran mayoría de países latinoamericanos, son un laberinto burocrático no sólo por la cantidad de trámites que requiere una empresa de reciente creación, si no también por lo complejos y costosos que son, así como por la falta de incentivos. En el caso concreto de las startups estos desafíos se acentúan aún más debido al crecimiento exponencial que tienen estas empresas” refiere Pablo Rocha, CEO y Co-Founder de Tally, una plataforma de Legaltech.
El problema, abunda el especialista de Tally, es que en una empresa disruptiva, que crece y se desarrolla vertiginosamente, muchas veces los emprendedores no cuentan con el conocimiento y tiempo para encargarse de los aspectos legales y administrativos, pues su preocupación principal está más centrada en la operación del negocio.
No obstante, estos trámites son vitales tanto en la etapa inicial como en un futuro en el que, por ejemplo, la empresa busque financiamiento a través de fondos de Venture Capital o que quiera llegar a otros países.
Los emprendedores de una startup que se encuentra en proceso de consolidación no pueden menospreciar la importancia de estar al día con sus obligaciones legales, desde aspectos como la constitución de la empresa hasta otros como los temas como los fiscales o de registro de propiedad intelectual.
De acuerdo con la plataforma Tally, estos son algunos de los desafíos legales que enfrentan las startups en etapa inicial.
Cuidar la situación fiscal de la startup. Esto no sólo implica llevar un registro detallado de entradas y salidas de dinero, con sus respectivos pagos de impuestos, sino tener, además, una actualización constante sobre los cambios legales en materia tributaria que pueden cambiar año con año.
Incumplimiento de obligaciones corporativas. Una empresa no opera en un vacío. Está sujeta a leyes que regulan su razón social y hasta los estatutos sociales de la compañía. Una startup debe tener una claridad absoluta de todo el proceso a seguir para estar constituida legalmente y al orden en cuanto a sus trámites.
Problemas contractuales. La operación diaria de una startup está mediada por vínculos y relaciones que pasan por un entramado jurídico: contratos con empleados, colaboradores, clientes y hasta proveedores. El descuido en este rubro puede traer dolores de cabeza para los líderes.
Protección a la propiedad intelectual. Cuidar la marca, productos y desarrollos tecnológicos es vital para una startups porque de ello depende el futuro de la empresa. Este punto escapa para muchos emprendedores, sin embargo, al considerarlo desde etapas iniciales se está asegurando el porvenir de todo el negocio.