En el Informe Planeta Vivo del Fondo Mundial para la Naturaleza en México (WWF) se detalla que las poblaciones de fauna salvaje han caído una media del 68% desde el año 1970, este estudio alerta de que el ser humano «está destruyendo la naturaleza a un ritmo sin precedentes». No significa que todas las poblaciones estén extinguiéndose, sino que es un parámetro de las especies analizadas. 

El Informe cataloga a América Latina como la región del planeta más afectada por la pérdida de especies, el cambio de uso de suelo y crecimiento de la frontera agrícola es inmensa, crecimiento urbano desbordado, Cambio Climático, especies invasoras, etc. En esta parte del mundo se estima que se ha producido un descenso medio del 94% de las poblaciones analizadas.

«Detrás de esta dramática cifra están las mismas causas que generan la aparición de enfermedades de origen animal, como la COVID-19: nuestro sistema de alimentación es insostenible, los bosques desaparecen y la vida salvaje cae víctima del tráfico ilegal», detalla el informe.

Esta publicación subraya que globalmente las poblaciones monitoreadas de mamíferos, aves, peces, reptiles y anfibios han disminuido en América Latina en promedio del 94%.

María José Villanueva, directora de Conservación de la WWF, declaró que sin un ecosistema sano no se podrá tener una humanidad sana, “debemos tener una estabilidad climática y se tiene que revertir la futura crisis global en aspectos ecológicos”.

Detalló que la pérdida de biodiversidad es asunto de todos, pues el 50% del PIB global depende de la naturaleza y desatender a los ecosistemas tiene un costo de 500 mil millones de dólares de forma anual.

Indicó a AM de Querétaro que la COVID-19 es un reflejo de no atender el gran papel que tiene la naturaleza para la salud del hombre y de no entender esta sinergia, la humanidad seguirá tropezándose con la misma piedra y se tiene que apostar a atender la crisis climática para poder prevenir pandemias que atacan al hombre.

Hasta un 60% de las enfermedades infecciosas actuales proceden de animales, y casi las tres cuartas partes de éstas de animales silvestres. “La pérdida de hábitats, la modificación de ambientes naturales y, en general, la pérdida de biodiversidad son factores que han propagado las enfermedades infecciosas emergentes. Para prevenir futuras pandemias tenemos que cambiar y restaurar la relación con la naturaleza”, comentó.

El informe Planeta Vivo es un estudio que ha analizado la evolución de 20.811 poblaciones de 4,392 especies diferentes de vertebrados, lo que supone casi 400 especies nuevas y 4,870 poblaciones más que el último informe, con una mayor representación en la mayoría de las regiones y grupos taxonómicos, particularmente de especies de anfibios.

Por su parte, Luis Gerardo Naranjo, director de Conservación y Gobernanza de WWF, indicó que la pérdida de hábitat, sobreexplotación de especies, especies invasoras, contaminación y Cambio Climático, son los principales factores de afectación biodiversa.

Enfatizó que el Cambio Climático exacerba el problema y ya se comienzan a observar sus efectos sobre ecosistemas, especies e incluso a nivel genético.

La agricultura a gran escala es responsable de la mayor parte de la conversión de los bosques. Además que se estima que 50% de la tierra agrícola padece grave degradación y al 2050 debe crecer en un 25% en extensión para dar de comer a los humanos.

El informe concluye que para revertir la curva de la pérdida de biodiversidad no es suficiente redoblar los esfuerzos en conservación. «Es necesario también transformar los patrones de producción y consumo de alimentos, impulsar un modelo donde los límites del planeta sustenten las decisiones políticas y económicas, y emprender acciones que ayuden a detener los motores del cambio de uso de suelo, reducir los residuos y favorecer dietas más saludables y sostenibles».

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