En el marco del Día del Niño y la Niña (30 de Abril), la violencia de género se acrecienta en México y no tiene edad. Hace apenas unas semanas, salió a la luz el caso de la pequeña Camila, una niña de tan sólo 8 años, víctima de feminicidio. Este caso, ocurrido en Taxco, Guerrero.

Dicho caso es ejemplo de la violencia de género infantil y refleja la realidad que viven las infancias quienes no tienen asegurado su derecho a una vida libre de cualquier tipo de violencia.

De acuerdo al INEGI como organismos civiles de Derechos Humanos, los feminicidios infantiles han ido en aumento durante los últimos años, y la mayoría de éstos no son visibilizados. Únicamente entre diciembre de 2018 y diciembre de 2022, se registraron 299 feminicidios de niñas y adolescentes en México.

El 30 por ciento de la población mexicana tiene menos de 18 años, es decir que, más de una cuarta parte de la población de nuestro país son niñas, niños y adolescentes. Las infancias no son el futuro , son el presente. Ellas y ellos  sufren agresiones y abusos desde muy pequeños, en lugar de crecer en entornos seguros y amorosos.

Las infancias que padecen maltrato, ya sea físico, emocional, sexual, abandono o explotación, viven con dolor y miedo. Esta crueldad daña su salud, desarrollo y autoestima, dejando marcas imborrables en su futuro o, incluso pone en peligro sus vidas y en muchos casos les orilla a ser personas violentas o criminales en la adultez.

Otro dato indica que, cada año, 4.5 millones de niñas y niños, sufren abuso sexual en el país. Esta realidad coloca a México en el primer lugar mundial en este tipo de delito, que en únicamente el 1 por ciento de dichos abusos sexuales infantiles son denunciado. Aunado a que los principales perpetradores suelen pertenecer a la propia familia.

En México cada día 20 niñas menores de 15 años se convierten en madres. En 2022, hubo 259,702 partos de madres adolescentes, y 7,255 embarazos en niñas menores de 14 años. Es decir, en el 14 por ciento del total de nacimientos durante ese año, las madres fueron niñas o adolescentes.

Al respecto, Angélica Contreras, vocera de Mujeres Vivas, Mujeres Libres comenta que “es importante destacar que, en muchos casos, estas niñas y adolescentes se enfrentan a una doble violencia, ya que, además de ser víctimas de abusos, se les niega el derecho al aborto seguro. Esto les roba autonomía y la capacidad de decidir sobre su cuerpo y su futuro.”

Adicionalmente, los matrimonios infantiles y las uniones tempranas son causa, y a la vez, consecuencia de las  desigualdades de género, problemas económicos, abandono escolar, violencia y embarazo prematuro. Cuatro de cada cien adolescentes en el país están o han estado en una unión conyugal. En estados como Guerrero y Tabasco, el 32 por ciento de las mujeres se casaron antes de cumplir los 18 años.

 

 

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