Hugo López-Gatell Ramírez, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, de la Secretaría de Salud federal, ha indicado que siempre al subir como bajar del transporte público (combis, taxis, microbuses, camiones, tren férreo –ciudades que tengan ese sistema), es obligatorio que la persona se desinfecté las manos, para así evitar un posible contagio de coronavirus.

Además de recomendar que se incremente la afluencia de unidades de transporte público con el objetivo de reducir la densidad de pasajeras y pasajeros en este espacio de movilidad, añadió que debe aumentar el número de unidades de unidades para tener un tránsito más rápido y unidades menos saturadas.

Un ejemplo del potencial de contagios, es el Sistema de Transporte Colectivo de la Ciudad de México, el popular “Metro”, donde se ha analizado sus instalaciones y se detectaron al menos 50 mil diferentes tipos de bacterias, de acuerdo con un estudio realizado por investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Cada día en el Metro se moviliza a casi 5 millones de personas, que se distribuyen en sus 12 líneas que cubren a casi toda la capital del país, informa el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI).

En los nueve vagones de cada Metro se trasladan 1,530 personas, 360 sentados y 1,170 parados. Sin embargo, en las horas pico se estima que el cupo es sobrepasado en porcentajes muy superiores. Durante los meses de cuarentena, el Metro en la Ciudad de México redujo en 75% su afluencia de pasajeros.

La doctora Mariana Peimbert Torres, profesora del Departamento de Ciencias Naturales de la UAM, señaló que, si bien los microorganismos encontrados no han significado un riesgo sanitario grave, en el contexto de la nueva normalidad derivado de la pandemia del SARS-CoV-2, los usuarios deben estar atentos y cumplir con las recomendaciones de las autoridades de Salud.

En el contexto de la pandemia del COVID-19, en el Metro persisten dos fuentes de contagio: superficies y aerosoles que se emiten al estornudar, hablar, gritar e incluso respirar.

La gente suele tocarse la cara –nariz, boca u ojos– por cualquier motivo y una forma frecuente de infección es tocar superficies contaminadas y después el rostro, por lo que la indicación para los pasajeros es evitar este hábito, usar alcohol gel y lavarse las manos una vez que llegan a su destino.

Contra los aerosoles, “el cubrebocas ayuda, porque limita la dispersión y la posibilidad de contagiar a otros, en caso de estar enfermo”, pero es muy importante utilizarlo en forma adecuada, porque si se coloca debajo de la nariz o se levanta para rascar la boca o la nariz no funciona.

Respecto de las acciones del Metro para prevenir la propagación de la enfermedad, la sanitización de las instalaciones es crucial, aun cuando lo es más la conducta de los usuarios, en cuanto a seguir las recomendaciones sanitarias, dijo la especialista.

Una posibilidad es disminuir al máximo posible los traslados en las llamadas horas pico, pues si “todos acudimos a ese medio de transporte al mismo tiempo, es difícil mantener la sana distancia, por lo que los itinerarios de ingreso a trabajos y escuelas debieran escalonarse”, acotó.

BICHOS FAMILIARES, COMPAÑEROS DE VIAJE EN EL METRO

Desde 2016, la doctora Peimbert Torres y otros especialistas de la UAM y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) han efectuado monitoreos en las 12 líneas de la red del Metro, en particular en 24 de las 195 estaciones, con el propósito de saber qué variedades de bacterias circulan en el Metro, es decir, con qué “tipo de microorganismos convivimos cuando viajamos en este medio, porque cada persona tiene muchos de ellos en nariz, boca o intestino, lo que quiere decir que somos un saco de microbios”.

Explicó que los seres humanos “convivimos y dormimos todos los días con bacterias y les damos las gracias, pues por ellas podemos digerir, por ejemplo, un mole delicioso; sin ellas no podríamos comer muchas cosas y estaríamos indefensos ante gran cantidad de padecimientos, por lo que al vivir con ellos son parte de nosotros”, mencionó.

El estudio de la UAM permitió identificar alrededor de 50 mil tipos de microorganismos que habitan de manera normal en gente sana, por lo que no implican un riesgo a la salud humana, así que “tratamos de determinar si las condiciones en cada estación y línea son distintas o parecidas; si tienen ventilación; si les da el sol; cuáles son más concurridas, y qué tan distintos son sus ambientes”.

Para este trabajo fueron escogidas 24 de las 195 estaciones con que cuentan las 12 líneas del sistema, incluidas las de mayor afluencia (algunas de ellas son: Pantitlán, Observatorio, Tacubaya, Pino Suárez, Indios Verdes, Tacuba, Tasqueña, Auditorio, Insurgentes, Chapultepec, entre otras).

El estudio arroja que 99% de las bacterias pertenece a 420 géneros que se observaron en todo el Metro, es decir, sólo 1% es distinto en cada lugar y dentro de cada especie y cepa, aun cuando más o menos son lo mismo.

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