Un mexicano desecha 3 kilos de ropa al año y sólo 15 gramos se reciclan por individuo, cuando un 95% de la ropa es factible de ser reciclada. Debido a su proceso de maquila, la industria del vestido se coloca como el segundo sector más contaminador del mundo, siendo responsable del 20% del agua contaminada a nivel global y del 10% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2), indica Greenpeace.
Aunado a que la ropa de moda, convierte a este sector en un rubro más insustentable, ejemplo de ello, es que se usan unos 10 litros de agua para la confección de un pantalón de mezclilla tradicional; mientras que los jeans deslavados suben en consumo de agua hasta en 60 litros, además de usar hasta 72 diferentes de químicos para teñir una prenda de vestir.
Daniel Herranz, co-fundador del Colectivo Diseño Mexicano, en entrevista con AM Querétaro, indicó que la moda ambiental se impulsa con el consumo inteligente de los productos, además de que existen talleres y diseñadores que reutilizan las prendas y dan nueva vida a la ropa. Ejemplificó con el caso de la diseñadora mexicana Natalia Silva, que maneja una marca de bebés y reparación de prendas de vestir.
“Se debe entender que la modernidad exige ser sustentable y cuando una prenda cumple su vida útil para una persona, el desecharla o ser regalada, no significa que la gente sea sustentable, sino que se debe volver a darle vida”, subrayó.
El reporte The Economic Impact of the Fashion Industry (El Impacto Económico de la Industria de la Moda), señala que el sector del vestido tiene un valor de 1.2 billones de dólares a nivel global. En México, la industria textil y del vestido aporta 0.8% al PIB, indica el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI).
Sobre la interrelación del sector textil y la pandemia de la COVID-19, Paola Palazón Seguel, cofundadora del Colectivo Diseño Mexicano, declaró que el sector textil está muy golpeado por la cuarentena, mientras que el comercio de prendas ha girado sus mayores ventas al comercio electrónico. “Eso es el futuro y falta analizar que modificaciones en la propia confección de las prendas se presentarán en fechas venideras”, acotó.
La moda como muchas industrias para salir adelante deberá trabajar en equipo, desde los sectores textiles hasta los diseñadores y convertirse en un ámbito sustentable.
Por ello, se debe impulsar la economía circular en donde se rehúsen recursos. Cabe mencionar que se necesitan hasta 200 toneladas de agua para fabricar una tonelada de tela.
Al respecto, Karla Fernández, diseñadora profesional dijo que la moda llego a un límite de caducidad, lo cual, hace necesario el regresar a las bases de las prendas, para que se convierta esta industria en un sector sustentable que rescate técnicas tradicionales de pintado, tejido, etc.
POLIÉSTER: ROPA ETERNA Y ECOCIDA
El poliéster, es la fibra más usada en la ropa en el planeta y cada año, la industria usa 70 millones de barriles de petróleo para su confección y su degradación tarda unos 200 años.
Mientras que las telas de fibras naturales como el algodón, no están exentas de daño ambiental, pues su cultivo es el que más consume plaguicidas en el mundo; un 24% de todos los insecticidas del planeta y 11% de todos los pesticidas.
En el mundo se estiman que cada persona (7,500 millones) tiene en promedio de 6 a 7 pantalones de mezclilla, prenda que por su teñido con índigo sintético y uso de un blanqueador le hace ser altamente contaminante. Una prenda de mezclilla utiliza unos 11,500 litros de agua en todo su ciclo de vida.
Alrededor de 200,000 toneladas de tintes para ropa van a parar a cuerpos de agua en todo el planeta de forma anual, debido a la ineficiencia de los procesos de teñido y acabado.
Un ejemplo del desperdicio sin sentido de ropa, son los Estados Unidos, donde se desechan unos 12.8 millones de toneladas de ropa al año, lo que da un promedio de 40 kilos por persona, según estima la Environmental Protection Agency de Estados Unidos.
ESTUDIANTES FABRICAN ROPA SUSTENTABLE
Alumnos universitarios del Tecnológico de Monterrey, Campus Ciudad de México (CDMX) han desarrollado Caure, una marca de ropa para consumidores socialmente responsables que accede a causas sociales por medio del reciclaje de materiales por un lado, y por otro, provee mecanismos que generan luz con las tapas de las botellas de PET.
A través de ecotecnología, técnicas aplicadas que garantizan el uso de recursos naturales de manera limpia y con el mínimo impacto ambiental, logran tener un producto de calidad.
Carlos Álvarez, de la carrera Creación y Desarrollo de Empresas, Alejandra Rentería, de Economía y Jorge Flores, de Ingeniería Mecánica, integrantes de este proyecto que denominan ecosocial, relataron que “al vender una playera, un porcentaje de la venta financia esta eco tecnología, que permite atender el impacto social de manera simultánea con el impacto ambiental generando así economía circular”.