El término ciudades inteligentes o smart cities, ha generado mucha expectativa. Hoy, las urbes para adquirir ese mote, necesitan de una infraestructura inteligente para reducir costos, mejorar la sostenibilidad y brindar mejores servicios a sus habitantes.
Nuevas tecnologías, movilidad social, control de contaminantes, empleo, acceso a servicios básicos, etc., son algunos de los factores esenciales para que una ciudad, se catalogue como smart cities.
En el caso de las Tecnologías de la Información (TI), se deben abrir nuevas oportunidades para el Internet de las Cosas (IoT), la Inteligencia Artificial (IA), entre otras.
Al respecto, la consultora IDC, pronostica que el costo mundial de las iniciativas para desarrollar ciudades inteligentes llegará a más de 114 mil millones de dólares a finales de este año, lo que representa un aumento del 18.9% con respecto al 2019.
Una correcta implementación tecnológica para habilitar smart cities tiene entre sus características plataformas o softwares escalables, interoperables y compatibles con otras tecnologías.
Un ejemplo del manejo inteligente que brinda el IoT y la IA es la iluminación inteligente. Que hace unos años se enfocaba sólo en optimizar costos, inventar mejores artículos y productos de calidad para las ciudades y sus habitantes.
La iluminación inteligente, permite que Indonesia, Canadá, Argentina, Brasil, Reino Unido y España experimenten la disminución del consumo de energía hasta en un 70%.
En el caso de los hogares, con sistemas de iluminación inteligente, la forma cómo se usa la luz dentro y fuera del hogar es diferente, estimulando los sentidos de las personas, transformando sus momentos y brindando tranquilidad cuando están lejos de casa al tener la opción de controlar la luz, sin necesidad de estar en casa.
Se detalla que actualmente se vive en una avalancha de innovación tecnológica donde más del 60% de los habitantes del mundo posee teléfonos inteligentes, tabletas y conexiones vía wifi, y ahora con la red 5G, se espera una nueva era de la difusión de la información, aumentado la capacidad de trabajar de manera móvil.
Se calcula que 4 mil millones de personas viven en ciudades y la previsión es que la población concentrada en las grandes metrópolis del mundo aumentará hasta un 13% hacia el 2050, es decir, 68% de los habitantes del orbe vivirá en zonas urbanas.
La crisis sanitaria puso en la mesa los requisitos de las ciudades en México para convertirse en Inteligentes, con un mayor número de servicios de conectividad para un mayor número de habitantes.
“El concepto de ciudades inteligentes no solo implica temas de movilidad, implica atracción de talento humano, economía, cohesión social y otros. Yo creo que cada ciudad que desea adoptar un modelo de ciudad inteligente tiene que hacer un plan al 2025, 2030 o 2050”, dijo, Juan Flores, director de investigación de mercados de Newmark Knight Frank.
“Si queremos crear verdaderas ciudades que se manejen bajo estos conceptos, es fundamental tomar en cuenta una serie de elementos para el mejoramiento de las ciudades, generar parámetros que permitan crear un entorno que beneficie a futuro, no solamente para poder atender contingencias como las que estamos viviendo actualmente, sino para mejorar la calidad de vida”, agregó.
En el aspecto de urbanismo, expresó que las industrias que impulsan la ciudad global moderna no dependen de maquinaria o mercancías, sino de la gente. Los espacios que las empresas necesitan hoy en una ciudad son modernos edificios de oficinas con espacios flexibles, que se adapten a las personas y a sus necesidades, donde esté presente el bienestar y la salud de los empleados.
La pandemia causada por la COVID-19, ha traído muchos cambios desde la forma de vivir, trabajar y estudiar, que poco a poco comenzaran a trasladarse incluso en la manera de construir y aunque la arquitectura sustentable no es algo nuevo, la contingencia ha obligado a repensar cuál es el futuro de las ciudades.
Por ello, la arquitectura sustentable es aquella que toma en cuenta el medio ambiente y los materiales que utiliza para su construcción además de proyectar con eficiencia el uso de estos; además de que estudia de manera profunda la estructura de la edificación, los procesos de construcción, el urbanismo y el impacto que los inmuebles tienen en la naturaleza y la sociedad.