El informe “Agroecología Chatarra”: La captura corporativa de la agroecología para una transición ecológica parcial y sin justicia social”, creado por diversas organizaciones sociales, denuncia que las empresas del agronegocio como Nestle, Cargill, Unilever y Pepsico, y el Foro Económico Mundial, están utilizando iniciativas público-privadas de “agricultura sostenible” para promover un modelo de producción de alimentos social y económicamente destructivo, mientras socavan los sistemas de alimentación sostenibles y su gobernanza democrática.
Con el apoyo de algunas organización sociales de alto perfil, las grandes empresas del agronegocio están utilizando iniciativas civiles para debilitar y apropiarse de los conceptos de “sostenibilidad” y “agroecología”, de esta manera, promueven una agenda de lucro para las empresas y adaptar las políticas públicas en materia de alimentación a sus intereses.
Este informe analiza tres iniciativas público-privadas de alto perfil: la “Iniciativa de Agricultura Sostenible” (SAI); la “Nueva Visión para la Agricultura” (NVA); y la “Coalición para la Nueva Economía de la Alimentación y Uso del Suelo” (FOLU).
La publicación del informe coincide con las resoluciones del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial de las Naciones Unidas, para transformar los sistemas alimentarios mundiales y combatir los impactos del COVID-19.
Al respecto, Katie Sandwell de la organización Transnational Institute (TNI), declaró que “bajo los auspicios de iniciativas público-privadas, las empresas de agroalimentación mundiales están intentando dar la imagen de que brindan soluciones a problemas que contribuyeron a crear. Su ‘agroecología chatarra’ les permite seguir obteniendo ganancias sin abordar las injusticias socioeconómicas, políticas y ecológicas”.
El Informe señala que el sistema mundial de alimentos de libre mercado, basado en la agricultura industrial y la exportación de mercancías, ha destruido ecosistemas e intensificado el hambre. COVID-19 ha puesto de manifiesto y exacerbado las desigualdades existentes.
“Enfrentamos crisis graves e interconectadas: hambre, desnutrición, pérdida de biodiversidad, crisis climática, creciente desigualdad y pobreza. Necesitamos soluciones reales, no más lavado verde del agronegocio. Para lograr soluciones verdaderas, es necesario desmantelar el poder de las empresas, redistribuir los recursos, volver a los sistemas alimentarios locales y asegurar el control de los pequeños productores y productoras”, indicó Kirtana Chandrasekaran de Amigos de la Tierra Internacional.
Expertos de las Naciones Unidas han reconocido que la agroecología es una solución transformadora para un sistema alimentario en crisis. Su objetivo es transformar el sistema de alimentación industrial en uno de soberanía alimentaria, mediante la construcción de sistemas alimentarios basados en la producción local, justa y saludable.
El agronegocio solía considerar a la agroecología como una amenaza. Sin embargo, ahora se está apropiando en forma selectiva de sus discursos, técnicas y prácticas. Las mismas empresas del agronegocio que provocan crisis a través del acaparamiento de tierras, la destrucción de ecosistemas naturales para el monocultivo y la especulación ahora afirman que brindan soluciones mediante una red compleja de iniciativas público-privadas.