Miguel Romero, presidente blindaje táctico del Consejo Nacional de la Industria Balística, indicó a este reportero que esta industria no registro la caída económica esperada del 35 por ciento debido a la COVID-19, sino que termino con un crecimiento del 6 por ciento, gracias a la necesidad de protección ante la delincuencia.
El blindaje de automóviles en México entre el 2017 y 2019 había tenido un incremento del 38% debido a la inseguridad, la pandemia por el COVID-19 ocasionó una caída en dicho porcentaje, indica la Asociación Mexicana de Blindadores de Automotores A.C. (AMBA).
Los sectores automovilista, arquitectónico y personal –chalecos de seguridad-, presentaron un crecimiento de un digito y se sobrepusieron a la caída de junio o julio, cuando gran parte de la industria estaba en cuarentena.
“Pese a estas cifras y los anuncios de una nueva vacuna COVID-19, no podemos cantar victoria, pues el sector privado de la seguridad no estima que la economía mexicana sea fuerte. Aún no vemos la luz al final del túnel. Apreciamos un alza en herramientas del blindaje en regiones como son la Ciudad de México, Estado de México, Monterrey, Tamaulipas, Querétaro y Jalisco.
Enfatizó que estados como Michoacán, Tamaulipas, Guerrero, Veracruz y Guanajuato –entidad más afectada por la inseguridad-, en especial el municipio de Celaya, son un foco rojo, donde empresas y personas corren graves riesgos de forma constante, pues los secuestros, toma de casetas, cierre ilegal de carreteras, asalto al transporte de carga, robo a residencias, etc., están al alza.
“No debemos olvidar que las grandes urbes, como la Ciudad de México crecen en el crimen, debido a su enorme mercado ilegal de armas de fuego, por ello, la necesidad de tener equipos de protección individuales y de autos pequeños”, dijo.
Se estima que el 80 por ciento de los blindajes automotrices en la Ciudad de México, son de nivel III que protegen de las armas de fuego cortas. Lamentó que esta situación sea una constante y en su caso como empresas de la seguridad, les permite tener números al alza, sin embargo, alertó que padecen por la alta presencia de las empresas del “blindaje chatarra” que operan fuera de la ley.
Las mismas se mudan constantemente para evitar demandas de sus clientes, pues sus blindados son de poca calidad y al presentarse percances con la delincuencia se evidencia.
Detalló que especialmente los nuevos materiales de blindaje que se involucran en autos pequeños, que este año creció en autos particulares y de uso cotidiano, añadió que el incremento del blindaje en estos autos pequeños subió, provocando se acabé con el mito de que sólo la gente de un nivel alto puede acceder a un blindaje.
El integrante del Consejo Nacional de la Industria Balística mencionó que “un 80 por ciento de los insumos para el blindaje de un auto, una casa o una persona, son importados y deben estar certificados de forma internacional, y las empresas de blindaje chatarra consiguen objetos de mala calidad y dañan la imagen del sector”.
Hizo un llamado para que el Congreso de la Unión atienda los atrasos legislativos en el sector de la seguridad privada y del blindaje y se pueda actuar contra este tipo de empresas ilegales que ponen en peligro la vida de las personas.
Abundo que estas industrias han modificado su forma de trabajar, elevando sus estándares de calidad usando materiales más tecnológicos, innovando en sus fábricas, apostando a la sustentabilidad, ejemplificó con el uso de productos más ligeros, como las fibras ceramidas.
En cuanto a la implementación de nuevas pruebas en blindaje personal, se ha trabajado más con kevlar, una fibra cinco veces más resistente que el acero, ahora se fabrica más liviano y permite la flexibilidad en el manejo de los materiales. Así como del Nomex, una tela que se utiliza en ropa para policías.