David Bello, líder de Negocios de Granos de Cargill México, mencionó a este reportero, que el sector agroalimentario debe apostar a nuevas tecnologías, esquemas agroecológicos y de eficiencia productiva para dotar de alimentos a los casi 9.5 mil millones de personas que poblarán el planeta al 2050.

“Creemos que el sector agroalimentario requiere de utilizar las nuevas técnicas, como es la biotecnología, para hacer más eficiente el uso de la tierra y tener cosechas más nutridas y productivas”, explicó, aunque no quiso entrar en polémica por la negativa del gobierno federal de desdeñar a este avance científico.

“Respetamos a quienes no acepten a la biotecnología, cuando la discusión debe versar en los resultados que provienen de esta ciencia”, acotó. Un producto biotecnológico antes de llegar al mercado, pasa por un proceso de investigación y desarrollo de hasta 11 años, y sólo 1 de 159 mil moléculas llega al campo; esto representa una inversión superior al sector médico y del software, detalla la FAO.

El directivo empresarial aceptó que México es una nación deficitaria en diversos alimentos como es el maíz amarillo, arroz, oleaginosas, trigo panificable, que se importa en grandes cantidades para subsanar el hambre de la población. “No es malo el apoyarse en el libre comercio, pero nuestro país no debe descuidar la eficiencia de su campo”.

 “No olvidemos que la tierra agrícola no crecerá, debemos ser eficientes con los suelos que tenemos al momento y que deben preservarse para futuras generaciones”, dijo.

Por ende, hizo un llamado para que todos los sectores agroalimentarios unifiquen sus acciones y detonen el potencial agrícola del país.

Explicó que programa federal de “Precios de Garantía” que apoya a los pequeños productores es adecuado, pues permite que los campesinos se adhieran a la formalidad del sector y sus cosechas estén bajo un régimen de protección que les brinde la posibilidad de invertir año con año.

Por ello, la empresa en sus diversas iniciativas, programas e instalaciones en México, busca impulsar las ideas innovadoras en materia agrícola que impacten de forma directa en los pequeños campesinos y les permitan el ahorro de insumos, de agua y mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEIs).

La ONU informa que el mundo produce suficientes alimentos, pero, en un año, un ciudadano de América Latina y el Caribe desperdicia 223 kilos de comida. Esto quiere decir que un tercio de los alimentos producidos se transforman en desperdicio, situación que se busca revertir con iniciativas como la implementada por Cargill, 

Ejemplificó que esta empresa impulsa iniciativas a nivel internacional para la importación y exportación de alimentos excedentes y esa producción agroalimentaria se destine para mercados que requieren estos insumos y no desperdiciar alimentos. “Somos de las empresas que más adquiere más comodities agrícolas en el mundo”.

El estudio “Economía Circular de los Alimentos” de la Fundación Ellen MacArthur, revela la urgencia de establecer un sistema de alimentos sustentable, pues en la actualidad, 10 por ciento de la humanidad padece hambre y la pandemia provocará que desde el 2021 crezca este porcentaje.

Citó que apoyan la investigación con el premio a innovadores agrícolas junto con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

En la edición de este galardón 2020, se otorgó en categoría “Jóvenes” a José Isidro Nepamuceno Reyes con “Meseta Purépecha” que impulsa la capacitación de los estudiantes de carreras agropecuarias.

La categoría de “Investigador” fue para el proyecto “Vitala”, que permite lograr siembras más densas en surcos más angostos. En categoría “Productor”, el ganador fue José Esteban Sotelo con el proyecto “Fortalecimiento de la cadena productiva de maíz nativo en el estado de Oaxaca”.  

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