Emmanuel Ibarra Estrada, coordinador de Pymes de la Asociación Mexicana de Semilleros (AMSAC), dijo que la piratería de semillas abarca hasta el 10 por ciento de la producción nacional –cuyo valor es de 100 millones de dólares-.
Este fenómeno se presenta en varias formas: venta de grano pintado que simula ser semilla; uso ilegal de marcas registradas; falsificación de etiquetas; rellenado de envases originales; venta de semillas que no han sido producidas bajo procesos que aseguren su calidad y la venta de producto de marca que ha sido robado con antelación.
Esta realidad repercute en el bajo rendimiento de cosechas, presencia de plagas, mayor incidencia y afectación por efectos adversos del Cambio Climático, bajos ingresos de comercialización y pérdida del derecho de adquirir producto de calidad.
Los estados más afectados por la piratería en granos y hortalizas son Guanajuato, Jalisco, Sinaloa, Sonora y Chihuahua, en plantas y flores son el Edomex, Morelos, Puebla, CDMX, Veracruz, Colima, Guerrero, Michoacán.
Recordó que la semilla de calidad garantiza buena sanidad, no presencia de plagas, da mayores rendimientos, mejor establecimiento de la planta en el suelo, brinda legalidad en la comercialización y brinda respeto a la cadena de producción.
Relató que quieren posicionar el tema de prevención de la piratería con la Guardia Nacional para combatir este delito, actualizar los códigos penales como planes agrícolas estatales para concientizar sobre la piratería de semillas.
Por su parte, Mario Puente Raya, director ejecutivo de la Asociación Mexicana de Semilleros (AMSAC), indicó que “México es una nación fuerte en producción de semillas; un 85% de las semillas de maíz son nativas; 100 por ciento del trigo, entre otras. Donde se presenta de reto es la importación para los cultivos de hortalizas (tomates, brócoli, etc.).
Dijo que es natural que existan semillas globales que son criadas en Chiapas, México, se mandan a multiplicar en Francia, pasan a China para adaptarse al clima y terminan siendo empacadas en Estados Unidos y se venden a los mexicanos y el mundo”.
Declaró que la producción y comercio de semillas es un mercado con valor de 100 millones de dólares, que requiere de más aplicación de tecnología para subsanar los rezagos en producción de alimentos; así como de un mayor combate a la piratería.
El directivo de la AMSAC evitó entrar en polémica sobre la visión anti-mejoramiento genético de semillas de la Federación y no calificó de “postura anti-semillas mejoradas” de la Secretaría de Agricultura (SADER), con quienes tratan de avanzar en la actualización de la ley de variedades vegetales.
Dijo que “las semillas -nativa y la mejorada- son complementarias para ayudar a la alimentación poblacional. Desde el autoabastecimiento como las destinadas al mercado de exportación. Para establecer esta sinergia se requiere actualizar la ley que rige al sector”.
Abundó que el Sistema Nacional de Semillas, es un órgano deliberativo que ayuda a certificar y evaluar las semillas del país y busca incrementar la calidad y responder a las condiciones del campo nacional y atienda a la enorme biodiversidad de México.
Debido a la realidad climático informó que es urgente el uso de nuevas tecnologías para que los agricultores puedan enfrentar las plagas y sequías.
“Sin semillas más eficientes y tecnológicas los esfuerzos de alimentación serán insuficientes, un ejemplo es el frijol que en México que tiene una producción de 700 kilogramos por hectárea, una cantidad muy baja”, acotó.