Se debe investigar si los contratos que se otorgaron en el pasado para establecer grandes parques eólicos o solares fueron ilegales o irregulares para castigar a los responsables
Ciudad de México, 17 de marzo de 2021.- Al conmemorarse el 83 aniversario de la Expropiación Petrolera, Greenpeace México reitera su convicción de que el sector energético en su conjunto es un elemento central tanto para el bienestar como para la soberanía nacionales.
Hoy, a 83 años de la decisión histórica del entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río de expropiar las compañías petroleras transnacionales y crear Petróleos Mexicanos (Pemex) como empresa del Estado que tendría el control total sobre la producción y comercialización del petróleo en territorio nacional, las condiciones del país y del mundo son otras y la prioridad es cuidar el medio ambiente ante la emergencia climática que vivimos.
En ese sentido, la importancia de la expropiación de 1938, más allá de la nacionalización de los recursos petroleros, consiste en la reconfiguración del modelo energético nacional, que serviría de base para el periodo de sustitución de importaciones. De esta manera, en el marco de esta fecha tan importante para la historia nacional consideramos que el paradigma del sector energético debe cambiar y adaptarse a las condiciones actuales y sobre todo futuras. Debemos emprender una drástica transición energética, con justicia y respeto a los derechos humanos de las comunidades, que atienda de manera pronta y efectiva la crisis climática que impacta a nuestro país y que también permita revertir la pobreza energética que padece más del 40 por ciento de la población (1).
“La necesidad de transitar fuera del modelo fósil es cada vez más evidente. Las alternativas existen y son viables, sin embargo es imprescindible no caer en falsas soluciones basadas en el cambio tecnológico, la transición debe cuestionar también el modelo de consumo energético. Es necesario recurrir a las energías renovables que no se limitan a la eólica y solar, sino que incluyen también a la geotérmica, la biomasa, las pequeñas hidroeléctricas, y aprovechar las corrientes marinas, sector que para México representaría una gran oportunidad, considerando los 11 mil kilómetros de litorales que tenemos en el país”, sostuvo Pablo Ramírez, especialista en Energía y Cambio Climático de Greenpeace México.
Explicó que el modelo petrolero está agotado en todos sentidos, no sólo porque los yacimientos se agotaron y México ya no es la potencia petrolera que llegó a ser en los años 70 y 80 del siglo pasado, sino porque los combustibles fósiles que hoy se plantean como fundamento de la generación de energía en el país, causan graves daños a la salud humana y al medio ambiente, además de impedir el cumplimiento de los compromisos internacionales de México en mitigación y combate al cambio climático.
Recordó que el planeta se enfrenta a una emergencia climática que exige acciones inmediatas y profundas de los gobiernos de tanta o mayor trascendencia como la decisión que en su momento, dadas las condiciones de la época, tomó el presidente Lázaro Cárdenas del Río.
En las condiciones actuales, es necesario cambiar radicalmente el modelo energético hacia uno basado en energías renovables, que cuestione la demanda creciente e insostenible de energía, que privilegie lo público sobre lo privado, pero que incluso priorice la descentralización de la producción energética favoreciendo proyectos comunitarios que respeten la soberanía de quienes habitan y protegen la tierra, con respeto absoluto a los derechos humanos, a la salud y al medio ambiente sano, así como a la consulta libre, informada y culturalmente adecuada.
“Reiteramos que si en el pasado hubo convenios irregulares o ilegales entre empresarios y funcionarios corruptos para establecer grandes parque eólicos y solares y la afectación al Estado mexicano y a la población deben conllevar a las investigaciones correspondientes, para castigar a los responsables. Sin embargo, esto no justifica satanizar a este tipo de energías, porque son viables tanto en lo técnico como en lo económico, tal como queda demostrado en el documento ‘El camino de México hacia la justicia energética’ , donde se muestra que el costo nivelado de producir electricidad a través de fuentes renovables es hasta 4 veces más barato que generar electricidad con combustóleo(2), esto representa una oportunidad para que el Estado reduzca sus costos operativos y las externalidades ambientales y de salud de un sector que actualmente es altamente contaminante”, señaló Pablo Ramírez.
Recordó que para cumplir con las metas de mitigación y cambio climático a las que México se comprometió internacionalmente en el Acuerdo de París e incluso para cumplir con la Ley General de Cambio Climático, es indispensable reducir el uso de combustibles fósiles en todos los sectores, mientras las más recientes decisiones de política pública (como los cambios a la Ley de la Industria Eléctrica) van totalmente en el sentido contrario, porque aumentan el uso de combustibles fósiles como el combustóleo, carbón y gas en la matriz eléctrica, en lugar de disminuirlos.