COLABORACIÓN ESPECIAL: Adriana Alatorre
Ante la falta de una política de Estado, al menos el 19% de la población mexicana -sobre todo los que viven en localidades pequeñas y dispersas-, han tenido por décadas que enfrentar el manejo y cuidado de su agua, sin ninguna remuneración o guía.
Los sistemas comunitarios de agua históricamente han asumido la labor de gestionar los sistemas de agua potable y saneamiento, padeciendo la anulación de sus derechos colectivos ante la falta de un respaldo jurídico.
Esta falta de reconocimiento jurídico de los sistemas comunitarios de agua es un problema grande porque vulnera el derecho humano al agua reconocido en el artículo 4 de la Constitución Mexicana.
De aproximadamente 19% de la población nacional que acceden al agua por medio de 8 mil organizaciones comunitarias en el país, según datos del Colegio de México (2017), estos sistemas dotan de agua a sus comunidades, principalmente, en los ámbitos rural y periurbano.
Para Nathalie Seguin Tovar, ingeniera en Física y maestra en Gestión del Agua por la Universidad de Montpellier, Francia, es equivocado aplicar la palabra “Gestión” del Agua porque hace alusión a un término tomado de un sistema económico de mercantilización y pidió que mejor los entendamos como arreglos sociales, que van más allá del económico.
“Su fortaleza es la estructura social que da sustento a la repartición de responsabilidades, faena, tequio, todo esto responde a una dinámica de asamblea comunitaria, que se convierte en un órgano que garantiza una rendición de cuentas y participación”, detalló.
En este contexto, reconoció que existe un rezago enorme en los sistemas comunitarios en agua y sobre todo en los de saneamiento, pues de cara a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que establecen el derecho humano al saneamiento, es decir un sanitario limpio y seguro, el camino que falta por recorrerse, es aún más largo.
Entrevistada sobre el papel de la mujer en estos Sistemas Comunitarios explicó que como en muchos lugares, en el estado de Chiapas las mujeres no son parte de los núcleos de la toma de decisiones, ni forman parte de los Comités de Agua, Patronatos de agua, ya que por usos y costumbres y del sistema patrialcal, ellas se quedan excluidas.
“Es difícil que estén en las áreas de toma de decisiones. Siembre son personas de edad mayor y hombres”, dijo.
Sin embargo, recordó, donde sí hay mujeres dentro del Comité de Agua, como en el caso de Montebello en Chiapas, es una comunidad que sobrevive por agua de lluvia.
Llamó a modernizar las estructuras de los comités para que permita garantizar el derecho humano al agua y para que este reconocimiento legal exista en México y América Latina y permita visibilizarlos, fuerza política, si para la ley no existe.