Los metales son necesarios para mantener el nivel de vida moderno de la sociedad. Por lo general, se tiende a considerar los metales como un todo, sin notar las grandes diferencias que existen entre los diversos tipos. En este caso, la mayor subdivisión se puede hacer entre metales ferrosos y no ferrosos. Lo que diferencia a estos dos tipos es su composición química, la cual les confiere propiedades diferentes y aplicaciones diversas.

Los metales son un recurso que tiene innumerables aplicaciones relacionadas con la vida cotidiana, como la red eléctrica, que no podría existir sin el cobre y el acero o, por ejemplo, los automóviles, que se componen de diversos metales, como el aluminio.

Este último destaca por reducir significativamente el peso de los vehículos, lo que a su vez disminuye el consumo de combustible. Además, cuenta con una gran resistencia, la cual es directamente proporcional a su flexibilidad. Asimismo, su principal atributo de ligereza lo convierte en el favorito para la producción de coches eléctricos, por lo que el aluminio avanza para convertirse en el elemento principal del futuro.

Sin embargo, esta demanda tiene un impacto directo en el medio ambiente, especialmente en los procesos de extracción y tratamiento, causando daños como: acidificación, cambio climático, alta demanda energética, eutrofización, toxicidad para los humanos, uso del suelo, agotamiento de la capa de ozono, oxidación fotoquímica, así como eco toxicidad acuática y terrestre.

Según datos de la OCDE, se estima que la demanda mundial de metales alcanzará las 20 giga toneladas (Gt) en 2060, la buena noticia es que la mayor parte podría cubrirse con materiales reciclados.

Debido a su durabilidad y resistencia, los metales más utilizados en la industria son el aluminio y el cobre. El aluminio se emplea habitualmente en ventanas, puertas y cables, así como en señales exteriores y alumbrado público; también se utiliza en placas, tubos y productos de fundición, conductos de calefacción, ventilación y aire acondicionado, techos, paredes y muchos otros dispositivos. Esto se debe a que es un metal no ferroso resistente a la corrosión, altamente conductor, resistente a la intemperie, moldeable y flexible en su aplicación.

Es importante tener en cuenta que los metales no son un recurso renovable, por lo que forman parte de la Agenda 2030 de la ONU. El aluminio es altamente reciclable y no pierde sus propiedades características como la durabilidad, la resistencia y las características anticorrosivas durante el proceso.

Según el Metal Recycling Factsheet de EuRIC, en el proceso primario de obtención del aluminio a partir de la roca bauxita, se generan 320 millones de toneladas de CO₂ al año, durante el reciclaje del aluminio sólo se emiten 20 millones de toneladas, lo que equivale a una reducción del 84%. Con las tecnologías modernas, la reducción puede llegar incluso hasta el 95%, contribuyendo en gran medida a mitigar el cambio climático y sus efectos.

El aluminio es un elemento clave para lograr una economía circular y, debido a sus características intrínsecas, se está convirtiendo en una parte crucial de los mayores objetivos, como el Circular Economy Action Plan de la Unión Europea.

El objetivo del plan es articular una perspectiva clara para el desarrollo de una cadena de valor del aluminio sin carbón, circular y energéticamente eficiente en Europa para 2050, liberando todo el potencial del aluminio para una economía circular para 2030. Aproximadamente, el 36% del aluminio utilizado en la industria procede de procedimientos de reciclaje.

De acuerdo con Data México, en 2020, los principales destinos comerciales de los residuos y chatarra de aluminio generados en México fueron Estados Unidos (US$172M), Brasil (US$58.6M), Corea del Sur (US$30.7M), Arabia Saudita (US$15.7M) y Alemania (US$10.3M). Los estados con mayores ventas internacionales de desechos y chatarra de aluminio fueron Nuevo León (US$158M), Puebla (US$56.6M), Baja California (US$35.6M), Chihuahua (US$35.6M) y Coahuila de Zaragoza (US$12.6M).

Julio Barrientos, Recycling Sales Manager en México de TOMRA comentó que «la naturaleza compleja del procesamiento de los residuos metálicos, incluida la chatarra conocida como Zorba, a menudo requiere algo más que un equipo estándar.

La clasificación basada en sensores para metales de TOMRA funciona combinando diferentes tecnologías para permitir la recuperación de fracciones metálicas de alta pureza, incluso a partir de los fragmentos más difíciles en términos de composición, tamaño de partícula y mezcla de flujos de residuos y metales mixtos. Al aumentar su pureza, una tecnología de clasificación como la de TOMRA, permite maximizar los beneficios de los metales y aprovechar los materiales valiosos que contiene la Zorba».

La tecnología de clasificación basada en sensores de TOMRA reduce las barreras comerciales y operativas y permite al reciclador comercializar el 99% de aluminio sin magnesio en el mercado nacional. La combinación de tecnologías basadas en sensores hace que valga la pena clasificar Zorba para venderla con un mayor beneficio que antes. El X-TRACT de TOMRA separa los metales pesados del aluminio con gran precisión, por lo que se pueden alcanzar purezas de aluminio del 98-99%.

En cuanto a México, según Sustain Luum, se estima que del total de residuos sólidos urbanos (RSU) generados diariamente en el país, el 1.06% (38,201 t/mes) corresponde a residuos de aluminio, lo que representa 1,170 toneladas diarias a nivel nacional. También se estima que alrededor del 97% de estos residuos se generan en las viviendas o se vierten en la vía pública, donde se separan y recogen para su posterior reutilización o reciclaje.

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