El hecho de que un consultorio cuente con un gran número de pacientes no significa que tenga finanzas sanas, en especial aquellos que son gestionados de manera personal. Sabemos que tanto clínicas como hospitales suelen tener personal especializado para llevar sus finanzas, pero en consultorios particulares, generalmente es el mismo médico el que debe administrar su gestión financiera, lo que significa un gran reto para un profesionista no especializado en el tema.
Para ello, es fundamental que los profesionales de la salud conozcan y aprendan de manera profunda sobre conocimientos financieros. De acuerdo con datos del reporte sobre la preparación financiera de los médicos realizado por la American Medical Asociation, solo el 5% de los doctores entrevistados aseguraron sentirse “muy bien informados” sobre cuestiones financieras.
Por si fuera poco, la pandemia de COVID-19 afectó la situación monetaria de los especialistas. Pese a aumentar sensiblemente la cantidad de horas de trabajo y el riesgo de exposición al virus durante 2020, los ingresos no siempre corresponden a estas circunstancias. Según el reporte 2021 de conocimientos financieros de médicos del American College of Physicians, los profesionales de la salud con 17 a 30 años de experiencia percibieron 38% menos ingresos de lo habitual.
Estos factores consolidan la importancia de contar con herramientas que permitan conocer y valorar la situación económica del negocio. Ejemplo de ello son los siguientes tres indicadores financieros: solvencia o capacidad de generar ingresos para pagar los gastos fijos; liquidez, que es el capital para otros gastos; y rentabilidad, o sea, la eficiencia con la que se aprovechan los recursos y se generan ganancias.
Algunas recomendaciones básicas que pueden ayudarle al especialista médico a administrar sus finanzas de manera saludable y efectiva son;
Llevar un control de todos los gastos, a fin de saber con exactitud la solvencia y liquidez de la clínica o consultorio.
Equilibrar las entradas y salidas de dinero. Así como debemos saber lo que gastamos, debemos saber lo que ganamos, para ello es aconsejable contar la totalidad de las consultas. Si se lleva un control visible de entradas y salidas/ingresos y gastos será más fácil hacer uso del dinero. Las mejores finanzas se logran cuando las entradas superan a las salidas. Y resulta fácil visibilizar estas cifras con ayuda de un software para médicos que muestre cronogramas y estadísticas de las citas agendadas.
Separar las finanzas personales y las del consultorio. Esto ayuda a diferenciar los gastos personales de los del negocio. Lo más sano es tener una cuenta bancaria exclusiva del consultorio o clínica para no comprometer el capital.
Contar con un fondo de ahorro para el futuro del consultorio. Para imprevistos, planes a futuro y posibles inversiones en el crecimiento del negocio.
Mantenerse actualizado en temas fiscales. Así, no solo se evitan multas, sino que se pueden deducir gastos para disminuir el monto del pago de impuestos y hasta obtener un saldo a favor. Algunos gastos que se pueden deducir son: aportaciones voluntarias a planes de retiro, primas por seguros de gastos médicos, impuestos por el pago de sueldos, pagos de renta, luz, agua, internet y teléfono, así como compras de artículos de oficina.
Mantener en control las finanzas puede ser un gran reto para muchos especialistas, pero es primordial que lo hagan para alcanzar una posición económica que contribuya al bienestar y crecimiento profesional.
Por ello es importante contar con estrategias y herramientas que ayuden a hacer más rentable el consultorio. Una gran solución para mejorar la gestión financiera del consultorio es el perfil Premium de Doctoralia, ya que permite reunir en un solo lugar toda la información sobre pacientes, consultas y pagos. Lo que facilita la gestión de los indicadores financieros y del control de ingresos.
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