La Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC) reconoce que el 8 de marzo es una fecha simbólica de un movimiento social que no para de exigir igualdad y equidad.
La ANPEC refrenda su compromiso de seguir luchando por lograr mejores condiciones laborales y de vida de todas aquellas mujeres que trabajan en el canal de abasto tradicional, el más importante de México, en donde 6 de cada 10 pequeños comerciantes son mujeres.
Esta diáspora de abasto y servicio es atendida por más de 1 millón de mujeres pequeños comerciantes que nunca cerraron sus puertas ni dejaron de atender en la pandemia.
Baja California (62.1 por ciento) y la Ciudad de México (64.8 por ciento) son las entidades que más emplean a las mujeres. En el resto del país las mujeres se emplean menos, encontrándose excluidas de la economía formal e informal y reducidas a las tareas del hogar, obligadas en parte por la pandemia a apoyar a sus hijos en las tareas escolares. Son las mujeres las que más perdieron su empleo por la pandemia.
Hace dos años, el 9 de marzo se declaró como “un día sin nosotras, un día sin ellas”. El impacto económico que tuvo este paro nacional de mujeres trabajadoras en 2020 fue de más de 40 mil millones de pesos.
El presente año es un punto de inflexión para el movimiento emancipador de las mujeres trabajadoras mexicanas en su lucha contra la violencia y acoso, ya que a partir de este año su lucha obtuvo una relevancia fundamental en la agenda pública: cada 2 horas una mujer es asesinada en México; 7 de cada 10 mujeres ha sido víctima de algún tipo de violencia o acoso.
Sólo la mitad de las mujeres en edad de trabajar tienen ocupación laboral; las mujeres ganan 65 centavos contra 1 peso que gana el hombre, no cumpliéndose el principio de “a trabajo igual, salario igual”; 2.5 millones de mujeres en México son madres solteras y durante la pandemia este número se ha disparado.
Solo un 8 por ciento de los CEO del sector empresarial son mujeres; estas estadísticas dibujan la exclusión social que viven las mujeres en nuestro país y 4 millones de mujeres indígenas, además de ser excluidas, viven dentro de un ecosistema de marginación.
Las protestas de las mujeres han ido cobrando relevancia a partir del 2020 y su lucha continua les ha permitido ganar cada vez mayor seguridad en su desenvolvimiento. Ley Ingrid, Ley Olimpia, #MeToo, Iniciativa 3 de 3 contra la violencia de género son hits de este movimiento. Sin embargo, durante la pandemia todos los movimientos sociales se vieron eclipsados, el de las mujeres no fue la excepción.