Es tiempo de disfrutar la temporada. Haz un alto en tu día para refrescarte con una copa de vino Sauvignon Blanc el cual, gracias a sus características, es una de las etiquetas ideales para la época.

Para consentir a tu paladar, puedes maridarlo con los clásicos de la comida japonesa como el sushi, de la italiana como la pizza, así como la gastronomía mexicana y también con mariscos y quesos.

6 datos del Sauvignon Blanc

El tipo de uva es 100% sauvignon blanc que no se mezcla con otra

El tiempo de elaboración es de año y medio

No tiene paso por barricas

La vinificación y crianza es en tanque de acero inoxidable

La temperatura ideal para disfrutarlo es entre los 10 y 12 grados centígrados

Una de sus principales cualidades es la frescura del vino, gracias a su acidez virtuosa

El Sauvignon Blanc de la casa vitivinícola Pozo de Luna es de color amarillo pálido con reflejos verdes; se caracteriza por sus aromas cítricos, recuerdos herbales y frutas blancas como el durazno, la manzana verde, así como por las hierbas frescas y su marca característica de jalapeño recién cortado.

El Sauvignon Blanc es un vino que está al alcance de todos. Sus notas cítricas son uno de los rasgos principales que le brindan la posibilidad de maridar con diferentes tipos de comida.

5 maridajes sorprendentes

Sushi de atún o salmón. La acidez del vino aporta armonía al pescado y realzan el sabor de la comida oriental.

Pizza. Puede ser Margarita, de cuatro quesos o de anchoas. Todas ellas son una combinación sorprendente porque el sabor del queso y de los vegetales se equilibra con los componentes del vino.

Frutos del mar. Los pescados y mariscos se equilibran gracias a los ingredientes del vino.

Comida mexicana. Los insumos de la gastronomía mexicana resaltan gracias a las cualidades del vino.

Queso de cabra. La cremosidad y las notas lácticas de este queso son perfectas para maridar con Sauvignon Blanc.

El viñedo Pozo de Luna se ubica en el municipio de Soledad, San Luis Potosí, a 1,870 metros de altura sobre el nivel del mar. El clima semidesértico y el microclima propio del viñedo hacen que la producción de vinos sea única, la cual se caracteriza por realizar procedimientos artesanales en el viñedo con la implementación de tecnología de última generación en su bodega, para ofrecer vinos excepcionales, que son cuidadosamente diseñados por el enólogo Joaquín Madero Tamargo, el viticultor con más experiencia en el país.

El terroir se compone de 15 hectáreas de vid plantadas con nueve suelos diferentes. Sus vinos tienen una crianza de 14 meses en barrica nueva y 26 meses de reposo en botella, para un total de 40 meses, que muy pocos vinos mexicanos tienen.

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