La producción y el consumo de bienes y servicios genera inevitablemente residuos que pueden ser sólidos, líquidos y gases. Todos ellos pueden tener efectos muy diversos en la población y el ambiente en función de su composición, tasa de generación y manejo, sobre todo cuando involucran compuestos tóxicos.
En México, de acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, los residuos sólidos son los que tienen mayor incremento como resultado del crecimiento urbano, el desarrollo industrial, las modificaciones tecnológicas y el cambio en los patrones de consumo de la población, lo que ha generado que en el país cada habitante deseche 1.2 kilogramos de residuos en promedio al día.
Los empresarios, sobre todo en negocios de nueva creación no se han visto ajenos a este panorama y han desarrollado tecnologías y sistemas para disminuir la generación de residuos. Una de las tendencias es la búsqueda de un mejor entorno al integrar las tres dimensiones del impacto corporativo: social, económico y ambiental, que permita avanzar hacia una economía más sostenible, tal como lo recomienda la Organización de las Naciones Unidas en el marco del Día Mundial de la Madre Tierra.
Al respecto, José Ignacio Parada, CEO de Bioelements, aseguró que es crucial considerar el triple impacto para que un negocio no esté condenado a morir “no podemos hablar de rentabilidad sin el impacto social y ambiental, sólo así se genera valor”.
Explicó que el concepto del emprendimiento de triple impacto debe convertirse en el ADN de las empresas y para poder comprobar que realmente se siguen sus preceptos los empresarios se deben preguntar: ¿cómo está impactando mi oferta de bienes y servicios en el ambiente, en las personas que estoy contratando y en mis proveedores?”.
Con base en esa idea, “tenemos que fomentar, que cada vez haya más empresas que entiendan el concepto de triple impacto, sean responsables mediante planes y acciones que hagan un entorno más próspero”, agregó el director de la empresa fundada en el 2014 con el objetivo de ser una alternativa ecológica al plástico convencional e inmersa en el triple impacto.
Detalló que Bioelements invierte entre 7 y 8 por ciento de sus ingresos en investigación y desarrollo para la fabricación de productos de embalaje que se biodegradan en un máximo de 20 meses y no en 400 año como lo haría el plástico
convencional; lo que contribuye al cuidado del medio ambiente y a mejorar las perspectivas ambientales de sus clientes.
Por otro lado, Stevie Smyth, directora ejecutiva de la compañía de consultoría especializada en inversión SVX México, considera que este tipo de empresas son un ejemplo de resiliencia y rentabilidad, ambos factores indispensables a la hora de buscar inversionistas o capital para su emprendimiento. “En un escenario en el que cada vez más crece esta tendencia de inversión, el emprendedor debe proponer un negocio con mejor estructura para atraer una mejor oferta de inversión”, dijo.
Asimismo, Raúl Romero, fundador de Capitalismo Consciente, fundación que promueve un cambio de paradigma en la concepción del negocio, cree que un primer paso para emprender con éxito es que los empresarios sean conscientes y analicen “qué es importante para ellos, qué los mueve… La idea es hacer negocios que construyan un mejor lugar”, afirma el experto, cuya misión es transformar a las empresas.
“Ya no es suficiente plantar árboles o hacer voluntariados. Las grandes compañías tienen que cambiar sus modelos de negocios para transformar al mundo”, considera Romero.
Por su parte, Javier Herrero, director ejecutivo en México de la organización Sistema B, que ha certificado a más de 70 empresas en el país en la medición de su impacto social y ambiental, así como su compromiso personal, institucional y legal a tomar decisiones considerando las consecuencias de sus acciones a largo plazo en la comunidad y el medioambiente, , señala que para lograr la certificación, una empresa tiene que medir su desempeño de cara al medio ambiente, cuidar su ambiente de trabajo y su comunidad.
“El propósito es contribuir a que las problemáticas sociales y ambientales se aminoren, si las empresas no son rentables no pueden tener impacto… rentabilidad debería ser un sinónimo de sostenibilidad”.

 

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