El asma ocupa el sitio número uno de las enfermedades respiratorias crónicas en el mundo. En México se estima que de cinco a 10 por ciento de la población la padece, afirma el académico de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Jorge Salas Hernández.
Explica que la prevalencia varía por regiones; por ejemplo, en las zonas de costa del sureste mexicano existen más casos, cerca del 10 por ciento de la población.
“A nivel del mar tienen un ambiente húmedo y favorece el desarrollo de más partículas conocidas como alergenos que cuando las respiran personas susceptibles, descontrolan la enfermedad”, explica con motivo del Día Mundial del Asma, que se conmemora el primer martes del mes de mayo.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta enfermedad se caracteriza porque las vías que conducen el aire a los pulmones se estrechan debido a la inflamación y la compresión de los músculos que rodean las vías respiratorias finas. Esto genera tos, sibilancias, disnea -sensación de falta de aire- y opresión torácica.
Los síntomas son intermitentes y los factores que agravan la enfermedad varían de un individuo a otro, entre los cuales se encuentran: el polvo, humo, gases, cambios meteorológicos, pólenes, pelaje y las plumas de animales.
El experto universitario explica que, en términos generales, hay dos momentos de mayor riesgo para el descontrol de este padecimiento: las temporadas de alta contaminación ambiental y las de humedad y/o lluvias.
En el mundo hay aproximadamente 262 millones de personas con asma, de acuerdo con la OMS. Se estima que en 2019 causó cerca de 461 mil muertes, 80 por ciento ocurrieron en naciones de ingresos bajos y/o medios bajos.
Por ello, este año, en el Día Mundial del Asma, las agrupaciones dedicadas a la atención de este problema de salud trabajarán en torno al lema “Cerrar brechas en la atención del asma”, a fin de alzar la voz para mejorar la atención de los enfermos, procurar un diagnóstico temprano, utilizar adecuadamente las pruebas diagnósticas y favorecer el acceso a los diferentes medicamentos que existen, agrega Salas Hernández.
Además, se promoverá la educación de los enfermos, sus familias y el personal de salud. El experto también resalta que es importante evitar conceptos erróneos como que es propia solo de los niños, que es de origen infeccioso y representa limitaciones para realizar actividades comunes como el ejercicio; un enfermo controlado puede llevar una vida normal.
“La realidad es que el asma puede afectar a personas de cualquier edad, incluyendo ancianos; las infecciones no son su causa, pero sí la descontrolan y un enfermo de asma puede realizar ejercicio sin problemas”, asevera.
El académico de la UNAM llama a promover la atención médica adecuada desde la medicina familiar hasta la alta especialidad; el uso de los medicamentos por vía inhalada.
La OMS también refiere que no tiene cura, pero un tratamiento adecuado con medicamentos inhalados puede ayudar a controlar la enfermedad. Hay pacientes que pueden requerir usar inhalador a diario y su tratamiento dependerá de la frecuencia de los síntomas y de los distintos tipos de inhaladores disponibles.
Existen dos principales: los broncodilatadores (como el salbutamol), que liberan las vías respiratorias y alivian los síntomas; y los esteroides (como la beclometasona), que reducen la inflamación de las vías respiratorias, lo que mejora los síntomas del asma y disminuye el riesgo de ataques graves y de muerte.
Sin embargo, reconoce el organismo internacional de salud, en numerosos países el acceso a estos es un problema. En 2019, en los de ingreso bajo solo la mitad de las personas asmáticas pudo contar con un broncodilatador, y menos de una de cada cinco tuvo acceso a un inhalador de esteroides en los establecimientos de atención primaria de salud.