El doctor Gilberto Vela Correa, profesor-investigador en Biología en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Xochimilco, externó que el suelo es un recurso demasiado frágil que debe ser cuidado; “la mayor o menor fertilidad depende del adecuado suministro de nutrientes que las plantas puedan absorber, así como de la ausencia de sustancias que puedan perjudicar o interferir con ese proceso”, detalló.

El ingeniero agrónomo por la UAM precisó que un suelo que se pierde jamás se recupera hasta después de 500 o 600 años. Por ello, la importancia de preservar este insumo y ejemplificó que algunas alcaldías del Valle de México que tienen alta presencia de suelos volcánicos son:  Milpa Alta, Tlalpan, Tláhuac, Magdalena Contreras, Álvaro Obregón, Cuajimalpa, Gustavo A. Madero y Xochimilco, padecen por falta de suelos nutritivos.

Con líneas de investigación en diagnóstico, calidad, fertilidad y captura de carbono de sistemas agrícolas y forestales, el doctor Vela recomendó medidas preventivas: mejorar la estructura de los suelos, realizar un análisis de fertilidad de las parcelas, llevar a cabo prácticas de laboreo agrícola con menor impacto al horizonte superficial, así como obras de conservación.

En su intervención, Elizabeth Solleiro Robledo, investigadora del Instituto de Geología de la UNAM,  indicó que en relación a la cuenca de México, la doctora en Ciencias de la Tierra sostuvo que si se observa un mapa antiguo se podrá apreciar una extensa y definida zona lacustre rodeada de edificios volcánicos que tuvieron y han tenido una influencia en los tipos de suelos.

La parte norte de la Ciudad de México está sellada, lo que impide se puedan visualizar los suelos que están por debajo de las calles; en la sur es posible observarlos y, de hecho, es una zona de conservación de importancia actual, aunque también lo fue para la agricultura prehispánica.

Al respecto, alertó que hoy se enfrenta un grave problema por la extracción de componentes orgánicos que se venden en los mercados como tierra para macetas. Esta situación hace que los suelos de la zona enfrenten degradación y erosión.

Los suelos de conservación del centro del país constituyen recursos muy importantes para los sistemas agroforestales y las continuas erupciones volcánicas han originado suelos policíclicos que documentan la historia del paisaje, aunque también “son sistemas muy frágiles que enfrentan severas fases de degradación por la pérdida de capacidad productiva”, explicó.

 

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