Expertos vinícolas en México, sin comprometerse de forma tajante sobre una posible ventaja comercial para los vinos nacionales y su crecimiento en exportaciones, así como llegada de inversiones privadas al país, se acepta que de forma incidental si podría pasar lo anterior, pues cada vez es más evidente el adoptar siembra de uva de altura; aspecto que beneficiará a regiones como es el bajío.

Ramón Vélez Gutiérrez, experto en la industria vinícola y empresario de la vid en Guanajuato, explicó que para tener una cosecha adecuada se requieren muchos factores, sin embargo, el cambio climático está dando fuertes golpes a las plantas de vid.

Explicó que en el bajío se notan afectaciones en la vid por el alza de la temperatura, pero al ser viñedos con riego están menos impactados a diferencia de muchos viñedos europeos que por regla no pueden ser regados. “Además que no debemos olvidar que la altura de los viñedos del bajío mexicano al estar casi a 2 mil metros de altura tienen menos impactos”.

En el mundo, las empresas están buscando en crecer en viñedos de altura y en el bajío una gran posibilidad de mantener las inversiones; aunque por la falta de frío en los últimos años se tienen plantas un poco dormidas, pero las cosechas se estima sean adecuadas.

Se estima que la temperatura promedio debe ser de 25 a 28 grados centígrados con algunos picos de alza a 30 grados. Pero las noches frías y amaneceres frescos están permitiendo que las uvas sean ácidas, aspecto muy apreciado por los compradores.

Mencionó que las olas de calor en Europa, provocará menos cosecha de uva, con ciertos beneficios a vinos mexicanos, “pero no debemos sólo verlo de esa forma sino que queremos buena competencia y el beneficiado sea el consumidor. Quizá sea más grave el problema de logística mundial, pues no se pueden exportar o importar vinos, escasea el vidrio y alza de costos de los contenedores de 1,500 dólares a los 15 mil dólares.

“Existen muchas razones, además de la climática, para la llegada de inversiones vinícolas, pues el T-MEC brinda acceso a los mercados de Estados Unidos y Canadá, además del clima, de logística, de probar la calidad de la uva de altura, subrayó.

Enfatizó que Querétaro y Guanajuato, tienen programas similares y están hermanados en proyectos, capacitación y tienen grandes planes al futuro cercano en la vid.

En el caso de la industria vitivinícola y el enoturismo en Querétaro propician una derrama de más de 4,000 millones de pesos anuales. En la entidad existen más de 600 hectáreas de viñedos y 300 etiquetas de vino; igual, resalta como el principal productor y exportador de vino espumoso. La ruta del vino se integra por 250 hoteles con más de 5 mil habitaciones, en nueve de los 18 municipios.

El primer Clúster Vitivinícola de México fue inaugurado en Querétaro, integrado por integrado por 32 de los 40 productores que tiene la entidad. La iniciativa busca impulsar la tecnificación y especialización en el tema y se procura trabajar en un modelo con el que se amplíe y apoye al campo e impulse al turismo.

Dicho Clúster Vitivinícola destaca la importancia para México de la industria vitivinícola, la cual ha crecido un 200 por ciento desde el año 2000. A su vez,  la producción de la uva genera aproximadamente 500 mil empleos en el país.

Los siete municipios queretanos productores son: San Juan del Río, Tequisquiapan, Ezequiel Montes, Cadereyta, Huimilpan, El Marqués y Colón, con más de 40 proyectos vitivinícolas, que producen más de 3.5 millones de botellas anualmente.

Por su parte, Mauricio Cantú, presidente de la Asociación Provino de Baja California, detalló que “no queremos medir las cosas sólo de forma económica, sino que cada región es diferente y los vinos no pueden replicarse en otras regiones, sino que se busca una convivencia generalizada de sabores, tonos, calidades, etc.

Argumentó, que “siempre llegan inversiones privadas a México, tanto por la inquietud de las empresas para producir vinos en otros suelos, climas, altura, en otras naciones, pero es inquietud enológica más que comercial”, aunque aceptó que se espera se mantenga la llegada de nuevas marcas vinícolas al país en estas fechas.

Cabe recordar que del 31 de octubre al 4 de noviembre se realizará la Convención Mundial del Vino en Ensenada, en donde el tema ambiental es una prioridad para el sector vinícola.

Dijo que Querétaro será la entidad invitada en las Fiestas de la Vendimia que se celebrará del 31 de julio al 21 agosto, en la entidad fronteriza y se realice un intercambio de conocimientos, de cata de sus diversas etiquetas y gastronomía de maridaje.

“Buscamos un intercambio de experiencias con el sector de vinos de Querétaro, que se destaca por sus vinos blancos y espumosos, aunado a conocer las experiencias de las bodegas bajacalifornianas. Todos los vinos de México son excelentes y cada región tiene su propia vocación”, acotó.

Mientras que en México se tienen poco más de 4 mil etiquetas nacionales, el consumo per cápita de vino en México de 950 mililitros al año (datos del Consejo Vitivinícola Mexicano para 2020); cifra muy baja a comparación de naciones como España que consumen aproximadamente 9.5 litros de vino al año.

En México se producen un estimado de 4 millones de cajas de vino de forma anual, siendo Baja California la entidad que abarca el 75 por ciento de la producción mexicana. Se tienen unas 7 a 8 mil hectáreas plantadas de vid, siendo en buena parte a la uva de mesa.

CLIMA MODIFICA AL VINO EN EL MUNDO

La Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), indica que al 2050, existirá entre un 25 por ciento a un 75 por ciento de disminución de la superficie cultivada en el planeta, en caso de no existir cambios en el calentamiento del planeta.

Los vitivinicultores alrededor el mundo están buscando zonas más elevadas, por lo tanto más frías para cultivar la vid. Intentan volver a las antiguas viñas para encontrar aquellas variedades que se adaptan a los diversos climas.

La producción mundial de vino, excluidos zumos y mostos, en 2021 se estima en 26.000 millones de litros, que representa una ligera disminución de casi 300 millones de litros (-1 por ciento) con respecto a 2020, tal y como reflejan los datos del último informe de la OIV (abril 2022). Cabe señalar que para producir cada botella de vino se pueden liberar hasta dos kilogramos de CO2 a la atmósfera.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *