A lo largo y ancho de México, miles de organizaciones comunitarias han gestionado y operado los servicios del agua para uso doméstico de forma autónoma en localidades rurales, urbanas o indígenas; se han nombrado de forma diferente como comités autónomos, juntas de agua, pozos rurales, patronatos o sistemas de agua potable, entre muchos otros. Su funcionamiento se basa en estatutos de autogobierno, con elección democrática de las personas que conforman las organizaciones con cargos honoríficos, es decir, no reciben prestación económica, aunque colectivamente se solicitan cuotas a las personas de las comunidades por gastos en términos de la operación y el mantenimiento del sistema
Los nombres cambian y son muestra de la diversidad y multiplicidad de formas organizativas que se gestan debido a diversas causas entre ellas la devastación de fuentes de abastecimiento de aguas superficiales (ríos, manantiales, jagueyes) por limitadas políticas hídricas, poca cobertura de los servicios municipales o el derecho legítimo de comunidades indígenas de gestionar sus territorios.
Principales problemáticas
Asimismo, los retos que enfrentan para garantizar el derecho humano al agua de las personas en sus comunidades son similares en todos los territorios:
- la ausencia de legislación que contemple esta
- la renovación de infraestructura
- la relación con los municipios no es siempre de apoyo
- los gastos de mantenimiento sobrepasan la recaudación
- existen megaproyectos que amenazan la disponibilidad del agua o existen
Datos duros (pueden ser de los estados o en general en el país)
- A nivel nacional se estima que existen más de 28 mil COMITÉS AUTÓNOMOS DE AGUA que brindan servicios a más de 7 millones de personas sólo en las zonas rurales:
- Ejemplo de ello es que 10 Comités Autónomos de Agua asistentes al ERCAA (Encuentro Regional de Comités Autónomos del Agua) aproximadamente prestan el servicio de agua potable a más de 58397 personas.