Se espera que la capa de ozono del Ártico y de las latitudes medias del hemisferio norte se recupere completamente en 2035 aproximadamente, seguido por las latitudes medias del hemisferio sur, a mediados de siglo, y de la región Antártida  para 2060.

“La evaluación científica más reciente sobre el agotamiento del ozono conducida por la Organización Meteorológica Mundial y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente muestra que, en algunas partes de la estratosfera, la capa de ozono se ha recuperado a un ritmo del uno al tres por ciento por década desde el año 2000”, señala Telma Castro Romero, integrante del Grupo de Aerosoles Atmosféricos del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

También explica que gracias a su recuperación y a la protección que brinda contra la radiación ultravioleta proveniente del Sol, “en un alto porcentaje está asegurada la vida como la conocemos, aunque no lo sabemos respecto a otros fenómenos, como el cambio climático”.

La atmósfera, detalla, mide aproximadamente 100 kilómetros de altura y una forma de estudiarla es a través del perfil de la temperatura; de la superficie a 10 o 12 kilómetros se llama troposfera; luego hay una capa de transición y, posteriormente, cerca de los 15 kilómetros empieza la estratosfera.

En la troposfera, la temperatura disminuye con la altura, pero en la estratosfera hay una inversión y en lugar de disminuir aumenta, debido a reacciones químicas que rompen enlaces de compuestos y liberan calor, en particular la del ozono, y eso provoca el incremento.

“El ozono estratosférico se forma en la atmósfera cuando la radiación ultravioleta (UV) alcanza la baja estratosfera y disocia las moléculas de oxígeno (O2) en oxígeno atómico. Luego, este último se combina rápidamente con otras moléculas de O2 para formar el ozono (O3)”, abunda.

Ese proceso sucede desde hace miles de años, y forma una capa que envuelve a todo el planeta. Ese “escudo” absorbe la luz ultravioleta proveniente del Sol y no la deja llegar por completo hasta la superficie terrestre. “Si no tuviéramos esa protección, no existiría la vida como la conocemos, por la penetración de toda esa radiación”.

Si el ozono se acaba, si ese “escudo” se debilita, peligraría la vida. Y eso pasó hace algunos años, pero al darse cuenta de lo que ocurría la comunidad internacional comenzó a tomar acciones.

Lo que hagamos para proteger y mejorar el medio ambiente, “aplicando un sentido común, como no generar tanta basura, dejar de usar el auto, etcétera”, va a beneficiar la conservación de nuestro planeta, que por ahora es nuestro único hogar para conservar la vida como la conocemos.

Hay que tener presente que los procesos naturales de la Tierra están interconectados de una u otra forma, y que al romper ese equilibrio siempre habrá consecuencias pequeñas o de gran magnitud. De ahí la importancia de cuidar nuestro hogar a partir de diversos ámbitos, trabajos y actividades, desde el lugar donde nos encontremos.

“Todos somos responsables de lo que está pasando. Sí hay soluciones; los jóvenes, en especial, tienen mucho que hacer, y deben ser apoyados por experiencias de los adultos, para no cometer los mismos errores del pasado”, concluye Telma Castro.

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