La fotografía digital, las nuevas formas para datar y la georreferenciación son herramientas tecnológicas que han contribuido a potenciar la investigación del arte rupestre de arqueólogos y geógrafos, señalaron expertos convocados por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

La doctora Aline Lara Galicia, profesora de la Universidad de Sevilla, España, dijo que la precisión aportada por las nuevas tecnologías ayuda a descubrir lo que a simple vista es imposible de mirar.

“Hoy manejamos algoritmos para ver las imágenes, los registros de fotografías análogas sirven si están protegidas adecuadamente, pero con las técnicas nuevas podemos saber el tipo de pigmentos, las particularidades del dibujo y los signos empleados”, explicó la arqueóloga y especialista en arte rupestre.

Sin embargo, “la nueva tecnología no es la panacea, no se trata de apretar un botón para tener todo, es preciso interpretar los resultados y a veces se debe recurrir al dibujo en blanco y negro”, y respecto de la teoría se debe reflexionar sobre su empleo en la investigación de este tipo de vestigios que contribuyen a la formulación de teorías nuevas para explicar el desarrollo de la humanidad.

“Una imagen que para algunos podría ser un cazador, a la vista de otras personas podría ser interpretada como un acto ritual, así que lo que tenemos que hacer es definir bien nuestros conceptos en esta materia”, agregó.

Para la investigadora del Departamento de Prehistoria y Arqueología lo importante en una teoría es precisar los significados, así como entender las diversas miradas en el análisis del arte rupestre, dado que esas técnicas son un reflejo de la actividad de las comunidades.

La doctora María Dolores Simón Vallejo, de la misma sede académica española y especialista en prehistoria, explicó que en la Cueva de La Pileta en España, “habíamos recibido un archivo desigual de nuestros colegas, por lo que nuestra apuesta ha sido hacer un inventario, usando fotografías digitales de esa caverna que ha sido utilizada a lo largo de 20 mil años”.

En la locación usaron también el fotomosaico para obtener menor grado de subjetividad en las grafías; han empleado cámaras hiperespectrales para ver lo que el ojo no ve, debido a que esa metodología permite conocer cómo estaba el lugar en la prehistoria, con menor grado de subjetividad, además de aportar a una mayor conservación, ya que no es necesario tocar las pinturas, apuntó.

“El arte es una manifestación simbólica de distintos grupos, cada uno de los cuales tiene una forma de comunicarse, a partir de ahí podemos ver las diversas teorías, es más, una misma caverna es empleada por conjuntos que matizan sus figuras de numerosas maneras”, reconoció en torno a la teoría de este tipo de expresión prehistórica.

Ahora, con el uso del ADN “nos hemos percatado de que diferentes grupos se han apropiado de los espacios y han usado 4 códigos y gráficos para referirse a su entorno, así sabemos que dos agrupaciones han ocupado una misma cueva”.

El doctor Moisés Valadez Moreno, investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), destacó la existencia de cientos de lugares con obras rupestres en México y refirió que mediante el uso de implementos tecnológicos se ha diseñado un sistema para ver las características de estas expresiones artísticas a través del armado de retículas para visualizar las figuras en tres dimensiones y con la ayuda de un GPS ha sido posible ubicar los grabados, su orientación y su altura, por medio del sistema de información geográfica QGIS.

“La nueva herramienta ayudó a dejar algunas técnicas anteriores, pero es conveniente seguir contando lo gráfico y emplear diferentes técnicas para indagar el significado de las pinturas”, precisó el arqueólogo.

Por ello, no puede haber una sola teoría para entender el arte rupestre, pues son representaciones del mundo y cómo lo han vivido las comunidades, así como la posible relación entre grupos diversos.

“Los grabados cumplen una función específica simbólicamente en determinados aspectos de la vida, también son una forma dinámica de representación de mitos y ceremonias, por lo que no debemos casarnos con una teoría, sino desarrollar otras para hablar en nuestras regiones”, añadió.

México tiene registrados miles de sitios con pinturas rupestres que deben ser cuidados, “por lo que si pensamos abrir esos espacios para visitas, las personas deben ser cuidadosas, ya que las mutilaciones son irreversibles”, refirió.

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