Gerardo Cándano, director general de Grupo IMU, detalló que es necesario que se amplíen los canales de reciclado de pilas en diversas ciudades como es Querétaro y otras entidades del bajío que tienen un crecimiento urbano muy explosivo.
Ello en relación a los 15 años que se cumplen de su programa de reciclado de pilas en la Ciudad de México (CDMX), agregó que, urbes como Querétaro deben aplicar programas de este tipo y se replique en muchas urbes de todo el país. “Poco a poco hemos ido avanzando en otras ciudades como las ubicadas en la región de bajío”.
Alertó que al mexicano le falta concientizarse de no arrojar las pilas al basurero y que comprenda que se puede llegar a sitios enfocados al reciclado de las pilas. Debemos informar a la gente y no es tan complejo.
Entre algunas de las cifras más recientes, la Secretaría de Servicios Públicos Municipales de Querétaro informa que en 2022, se recolectó un total de 79.7 toneladas de residuos de manejo especial en donde van incluidas las pilas en sus diversas presentaciones.
De acuerdo con datos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), las pilas usadas son desechos que tardan en descomponerse entre 500 y 1,000 años, tiempo durante el cual pueden contaminar miles de litros de agua, grandes superficies de suelo y el aire, por lo que requieren de un manejo especial.
Una pila alcalina usada y arrojada a la basura puede contaminar hasta 100 mil litros de agua y originar cáncer, problemas en riñón, pulmón y el sistema nervioso central.
Grupo IMU desde 2007 tiene un programa de reciclado de pilas en la Ciudad de México, que les ha permitido reciclar 1,300 toneladas de pilas a lo largo de 15 años en sus 400 puntos de recolección ubicados en la Ciudad de México (CDMX).
Es prioritario el incrementar el reciclado de pilas y elementos que contaminan los suelos y el agua, acotó. El sistema de paradores de IMU recopilan 90 toneladas de pilas al mes y se tiene capacidad de captar el doble de esa cantidad. Cabe mencionar que una pila alcalina puede contaminar una cantidad de agua que cabrían en tres albercas olímpicas.
Explicó que en su centro de acopio mandan las pilas a un centro de autopartes que se encarga de separar sus elementos y separar sus ácidos y diversos elementos que son reutilizados.
También impulsan un programa escolar que se llama: Nuestro Planeta es la Neta, así como un certamen universitario para crear videos de educación del reciclado de pilas.
Además que tiene el plan de instalar cilindros transparentes en 16 oficinas de las alcaldías de la Ciudad de México, así como los 300 sistemas educativos “Pilares”.
Para contribuir al manejo responsable de estos desechos, la empresa tiene instaladas 400 columnas recolectoras en parabuses de la Ciudad de México, adicionalmente se cuenta con recolectores en Guadalajara (Jalisco) y Pachuca (Hidalgo).
En México, cada habitante consume en promedio seis pilas primarias, de acuerdo con datos de la Asociación Latinoamericana de Pilas y Baterías (Alpiba); eso quiere decir que en el país se llegan a desechar anualmente 780 millones de baterías no recargables.
Por su parte, Marina Robles, secretaria de Medio Ambiente de la Ciudad de México, indicó que la capital del país consume cada año unas 1,270 toneladas de pilas y se requiere una mayor cultura del reciclado de estos elementos, pues sólo se recicla un 10 por ciento de dicha cantidad.
“Uno de los grandes retos del planeta es el reuso de elementos químicos para los microchips y semiconductores, etc., que dependen de materiales más raros y costosos, así como contaminantes, que requieren de tener una disposición adecuada.
Según estimaciones del Instituto Nacional de Ecología (INE), se han liberado al ambiente aproximadamente 635 mil toneladas de pilas en los últimos 40 años, cuyos contenidos incluyen elementos inocuos al ambiente y a la salud, en cantidades proporcionalmente adecuadas, como carbón (C) o zinc (Zn).