El sector automotriz es uno de los más importantes en América Latina, por décadas esta región ha sido de gran atractivo para el comercio y la inversión al ofrecer infraestructura y mano de obra de calidad, así como un mercado lleno de oportunidades para la venta y la exportación de vehículos de todo tipo.
La pandemia ha sido una época desafiante para esta industria, principalmente debido al desabasto de semiconductores, el descenso de las compras y la desaceleración de la economía; sin embargo, el automotriz es un sector resiliente y para este año se espera una recuperación en buena parte de los países de la región.
Quienes lideran la industria automotriz en Latinoamérica son Brasil y México, en el caso de este último, la producción crecerá 6.6% en 2023, según datos de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA). Este es el segundo año de crecimiento, pues en 2022 logró incrementar 9.2%. En este país, la industria automotriz es una de las más importantes, ya que aporta 4% del PIB nacional y más de 20% del PIB manufacturero; además, México es el principal proveedor de autopartes a Estados Unidos.
En otras naciones, el sector automotriz también es esencial: en Argentina, en 2022 la producción aumentó 23.5% y las exportaciones tuvieron un alza de 24%; en Ecuador se espera un ligero crecimiento en ventas de entre 2% y 3% para 2023, y en Perú crecieron 84% las ventas de vehículos electrificados.
Hablando de vehículos verdes, esta será una de las tendencias al alza en el sector para los próximos años. El mercado está cambiando y demanda mayor sustentabilidad, por lo que se hacen indispensables procesos de fabricación que tomen en cuenta la huella de carbono y un aumento en la producción de vehículos híbridos y eléctricos.
Otra tendencia es la manufactura conectada, que con inteligencia artificial se vale del análisis de datos para acelerar y optimizar procesos como la logística, la cadena de suministro y la planeación de la producción. Este aprovechamiento de las herramientas tecnológicas brindará ventajas como un mayor control y visibilidad de las operaciones, integración de los procesos para lograr más eficiencia y una producción que responda satisfactoriamente a la demanda, con lo que puede lograrse una mejor experiencia para los clientes.
Pero esta automatización no se logra sin el factor humano, sin las personas que trabajan a diario en esta industria y que requieren un espacio de trabajo seguro, así como equipo de protección personal (EPP), el cual tiene un papel primordial en la producción de vehículos al cuidar de la integridad física del recurso humano.
Quienes laboran en el ensamblado, montaje, pintura, estampado, mantenimiento y logística dentro de las plantas automotrices pueden afrontar diversos riesgos, desde bordes afilados, altas temperaturas y superficies resbaladizas, hasta la exposición a polvo y sustancias químicas como solventes y aerosoles. Para ello requieren trajes permeables y ligeros que les ofrezcan tanto protección como comodidad, así como guantes y mangas con los que puedan maniobrar sin peligro de cortes o quemaduras.
Al igual que buscar mayor digitalización de los procesos, las empresas fabricantes tienen la responsabilidad de dar a sus trabajadores los EPP reglamentarios para preservar su seguridad.