Leer es un derecho humano. Por ello, contar con ejemplares en sistema braille, en audiolibros y en otros formatos para que sean accesibles a las personas con discapacidad, es una obligación de quienes participan en editar, conservar y divulgar las obras, coincidió un grupo de expertos reunidos en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Para contar con textos inclusivos, la Biblioteca Nacional de México (BNM), adscrita al Instituto de Investigaciones Bibliográficas (IIB) de la Universidad Nacional; el Instituto Nacional de Derecho de Autor (INDAUTOR), la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (CANIEM) y el Organismo Mexicano Promotor del Desarrollo Integral de los Discapacitados Visuales, I.A.P., organizaron el 5° Foro “Derecho a Leer. Bibliotecas, industria editorial y sectores público y privado como aliados para la disponibilidad de formatos accesibles”.
“Derecho a Leer es un punto de partida distinto a otros foros de fomento a la lectura, porque este vincula y, a partir del Tratado de Marrakech, detona una serie de derechos y de promoción a una conciencia por la lectura desde una perspectiva diferente, en donde se comienza con las primeras necesidades que tienen las personas con discapacidad, como la de lectura, para vincularse y establecer nuevos derechos de lectura y de información”, afirmó.
Mora Pérez-Tejada detalló que las bibliotecas tienen un rol central para la implementación de este innovador tratado, ya que la Ley Federal del Derecho de Autor considera excepciones para la reproducción de materiales en formatos accesibles para estos usuarios; por lo tanto, esos recintos son elemento clave para su puesta en práctica. Los beneficios económicos y sociales serán considerables y transformarán los servicios de información.
A su vez, el coordinador de la BNM, Filiberto Felipe Martínez Arellano, explicó que el Tratado de Marrakech es un convenio internacional adoptado en 2013 por los Estados miembro de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, para eliminar las barreras del derecho de autor que impedían a las personas con discapacidad acceder al texto impreso. Actualmente se han adherido 91 países, entre ellos México en 2014.
Camerina Ahideé Robles Cuéllar, del Organismo Mexicano Promotor del Desarrollo Integral de los Discapacitados Visuales, I.A.P., apuntó que esta actividad académica es un parteaguas en el conocimiento, difusión y promoción en pro del derecho al acceso a la información.
“No es cosa menor que más del 90 por ciento de los materiales que se publican en el mundo sean inaccesibles a las personas con discapacidad visual o con otras dificultades para acceder al texto impreso. Todos y todas tenemos responsabilidades en este proceso. Es imperante que trabajemos de manera coordinada no solo para asegurar la existencia de estos formatos accesibles, tales como el braille, los macrotipos, los materiales en formato de fácil lectura, la comunicación aumentativa, la interpretación en la lengua de señas o el subtitulaje”, subrayó.
Al hacer uso de la palabra, el presidente de la CANIEM, Hugo Setzer Letsche, refirió que para lograr más publicaciones accesibles se necesita la alianza de varios sectores, como en este caso.
Los editores mexicanos realizan una contribución importante al desarrollo cultural, educativo y económico del país, mediante la publicación de libros y revistas, de novela, ensayo, poesía, ficción, no ficción, libros infantiles y juveniles, educativos en todos los niveles, escolares, científicos, etcétera, enfatizó.
“Tenemos una asignatura pendiente y es tener más libros en formatos accesibles para personas con discapacidad visual. Estamos trabajando para dar capacitación a nuestros afiliados para que podamos hacer uso de la tecnología y poder brindar los libros en formatos accesibles”, señaló.