La Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC) realizó un análisis de mercado en el país respecto al costo del kilo de tortilla en los distintos estados. El precio promedio nacional del kilo de la tortilla se ha incrementado su costo en 4 por ciento, siendo Guerrero (30 pesos), Colima (28 pesos), Tamaulipas (27 pesos), Veracruz, Nayarit, Morelos, Jalisco (26 pesos) y Nuevo León (25 pesos) las entidades que tristemente lideran con los precios más altos del kilo de tortilla en el último mes.

“Esto demuestra y confirma que aún no se tiene una recuperación económica sólida. El encarecimiento de la tortilla, alimento toral en la dieta de los mexicanos, es igual o más doloroso que el del huevo. Sobra decir que nuestro pueblo tiene la cultura del consumo de maíz, por ello se puede afirmar como sentencia la máxima que ‘sin maíz no hay país’”, comentó Cuauhtémoc Rivera, presidente de ANPEC.

Hay que recordar que el kilo de tortilla antes de Covid-19 encontraba su precio entre los 10.30 pesos y los 10.70 pesos. En la actualidad, triplicó su precio al que tenía antes de pandemia, lo que es un jab a la zona hepática del consumo nacional que desalienta y desespera a las amas de casa mexicanas, pues para ningún hogar es opción dejar de comer tortilla.

Muchos factores explican la constante alza de precio de este alimento, la guerra entre Rusia y Ucrania, principales productores del grano de maíz, el incremento del costo energético en servicios fundamentales para su producción (gas natural y energía eléctrica), encarecimiento de la mano de obra, inseguridad carretera que eleva su suministro y abasto, la extorsión para su comercialización en muchos municipios del país, y desde luego, el bajo poder de compra de la población.

Indicó que nos está costando mucho a los mexicanos contener la inflación. Dos medidas lo acreditan: el elevado pago de 11 por ciento de interés por el dinero para evitar fuga de capitales y el subsidio energético a las gasolinas y diésel para evitar un mayor encarecimiento en el costo de transporte de insumos y mercancías.

En el país, cincuenta millones de mexicanos no tienen el poder de compra necesario para adquirir los alimentos de la canasta básica que demandan sus familias y siguen sobreviviendo por debajo de la línea del bienestar. 38.5 por ciento de la población nacional vive una situación de pobreza laboral, sufren la precarización de su fuerza de trabajo que antes de pandemia se pagaba de mejor manera que ahora. Los trabajos mal pagados se han incrementado y se concentran en dos tercios del territorio nacional.

“La ciudadanía de a pie, los trabajadores, la gente del esfuerzo, los más de cincuenta millones a quienes no les alcanza para comprar la canasta básica, no registran ninguna recuperación, la ganancia no llega a sus hogares, ni siquiera alcanza para pagar lo mínimo obligado. Tal vez a la macroeconomía le empieza a ir mejor, pero a la microeconomía aún no y no hay signos de mejora a la vista”, concluyó Rivera.

 

 

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