El sistema inmune es el escudo del cuerpo, sin embargo, a medida que se envejece su funcionamiento se
va viendo naturalmente disminuido como parte del proceso de inmunosenescencia y con ello se pueden
presentar diferentes padecimientos, como el herpes zóster.
Quienes han atravesado por un cuadro de varicela en algún momento de la vida tienen el riesgo de
desarrollar herpes zóster, al ser una reactivación del virus, el cual se presenta como ampollas en el cuerpo
o la cara, las cuales producen un ardor y dolor intenso.
Los casos de herpes zóster son más comunes en las personas a partir de los 50 años, sólo en México, el
riesgo estimado de desarrollar herpes zóster a lo largo de la vida es de 10 a 20%, el cual aumenta con la
edad, por lo que la incidencia en adultos mayores de 75 años supera los 10 casos por cada mil personas al
año.

Existen condiciones de inmunodepresión o factores externos que incrementan aún más el riesgo de esta
reactivación. Como por ejemplo las personas con enfermedades existentes en el sistema inmune como
VIH.


Si bien el factor principal para desarrollar el virus es la disminución natural de la inmunidad, también se
puede aumentar la probabilidad de desarrollar herpes zóster, cualquier persona que tenga un sistema
inmune debilitado también tiene un mayor riesgo de padecer la enfermedad, esto incluye a las personas
que padecieron o tienen cáncer y se encuentran en un tratamiento de radio o quimioterapia, sobre todo en
los casos de leucemia o linfoma, o en aquellos que toman medicamentos inmunosupresores como los
esteroides, por ejemplo, en los pacientes después de un trasplante de médula ósea, donde es 9 veces
mayor en comparación con la población en general.
El estrés, la fatiga y las infecciones son detonantes al debilitar las defensas, es por lo que los expertos en
salud recomiendan llevar una vida saludable, con una dieta balanceada, ejercicio y un esquema de
vacunación completo como una medida de prevención ante cualquier enfermedad.
Por todo lo anterior, es fundamental destacar el valor de la vacunación en adultos, especialmente en
adultos 50 años o mayores y en aquellos con afecciones que debilitan el sistema inmunológico.

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