¿Qué imagen de la mujer se refleja en las noticias? ¿Ha mejorado? ¿Con qué frecuencia y
oportunidad protagonizan las piezas informativas? Son algunas de las preguntas que
encuentran respuesta en el informe ‘Mujeres sin nombre. Avances en la presencia de la
mujer en medios de comunicación y el desafío pendiente’, que ha elaborado LLYC
después de que el equipo de Deep Digital Business de la firma haya analizado en el
último año más de 14 millones de noticias con mención explícita al género en los 12
países en los que la consultora está presente (Argentina, Brasil, Chile, Colombia,
Ecuador, España, Estados Unidos, México, Panamá, Perú, Portugal y República
Dominicana).
Las conclusiones del estudio son claras: aunque se ha avanzado en la presencia y
tratamiento de la mujer en los medios de comunicación, sigue siendo un desafío
pendiente. Los datos revelan que ellas continúan infrarrepresentadas en las noticias (los
hombres aparecen casi el triple), son más anónimas en los titulares, cuando aparecen es
más frecuente que haya una mención explícita a su género o a su familia y firman menos.
La economía, la política, el periodismo y el deporte son los sectores donde la brecha es
más evidente.
“La imagen de la mujer en los medios de comunicación está mejorando, pero todavía
queda mucho recorrido. El tipo de referentes femeninos que estamos proyectando a las
nuevas generaciones y futuros decisores sigue distorsionado. Seguimos hablando poco de
ellas y a menudo de forma sesgada. Estoy convencida de que la visibilidad del talento
femenino y de la mujer en general supone un acelerador de la igualdad”, asegura Luisa
García, Chief Operating Officer (COO) y coordinadora del informe.
Si quisiéramos ejemplificar los hallazgos detectados en el estudio, nos encontramos con
una noticia que en general no mencionaría a la protagonista en el titular y, como mucho,
se referiría a ella como una categoría secundaria con el apellido femenino. Leeríamos:
“Una mujer podría ser la nueva presidenta de Estados Unidos”, en lugar de “Nombre real
+ apellido real, firme candidata a la presidencia de Estados Unidos”. Parece economía del
lenguaje, pero lo cierto es que transmite sesgo, no es informativo e invisibiliza.
En México, la autoría femenina con respecto a masculina sitúa al país por encima de la
media en el puesto 3 de 12 países, solo por detrás de Colombia y Portugal. Aquí, las
noticias son firmadas por hombres un 25% más que por mujeres (promedio en todas las
secciones).
En cuanto a entrevistas, México se sitúa 27 puntos porcentuales por encima del promedio
en el puesto 5/12 de visibilización femenina y las entrevistadas femeninas destacan en
Tecnología y Cultura con respecto al promedio. Mientras tanto, Deporte y Sociedad son
las secciones con menos visibilización femenina con respecto a masculina en
comparación con los 12 países.
Las noticias en México refieren a “mujer” o “femenino” un 120% más que a “hombre” o
“masculino” sólo por detrás de Argentina, que tiene un 146% de predominancia. En el
último año se han publicado 1.1 millones de noticias que mencionan a la mujer y 508 mil
que mencionan al hombre.
“Los datos que arroja nuestro estudio, indican que como país y como sociedad
iberoamericana, necesitamos seguir impulsando este tipo de conversaciones y reflexiones
al interior de las empresas y de las familias. Solo hasta que todas las personas tengamos
la misma representación en las empresas, la política, el gobierno y en las noticias, será
que podamos realmente hablar de una sociedad moderna y de igualdad”, agrega Mauricio
Carrandi, director general de LLYC en México.
Estas son las 9 conclusiones globales que se han extraído del informe:
1.- La mujer está infrarrepresentada: aunque se ha detectado una mayor y mejor
tratamiento informativo gracias a la aparición de corresponsalías de género, en el último
año se han publicado 2,5 más noticias sobre hombres que sobre mujeres en los medios.
2.- Son mujeres sin nombre: el nombre propio de las mujeres aparece un 21% menos en
titulares que el de hombres. Y es un 40% inferior en temáticas tan relevantes como el
deporte, la ciencia, el liderazgo o el cine. El lector se sienta frente a noticias de mujeres
sin nombre.
3.- Me apellido femenino: la mención explícita al género es 2,3 veces más frecuente en
mujeres que en hombres. Cuanta mayor es la mención del “apellido femenino”, menor es
la tendencia a citar el nombre propio de las protagonistas. Esta subordinación semántica
las relega a un rol secundario y anecdótico.
4.- Los hombres firman más: en la mayoría de países, los hombres firman un 50% más de
noticias que las mujeres. Las secciones de salud, sucesos y sociedad es donde más firman
las mujeres, en torno al 45%, mientras que los hombres suelen escribir sobre economía,
política, tecnología y deporte.
5.- Mujeres y sus familias, aún inseparables en las noticias: en los medios se menciona un
36% más a la familia en noticias sobre mujeres y lo hacen de manera dosificadora. Hay
un 366% más de menciones a la familia en noticias sobre empresas asociadas a la mujer
que al hombre (4 veces más), y un 191%en el caso de ciencia (2 veces más).
6.- La imagen todavía pesa: la moda se asocia más a noticias que refieren a la mujer que
al hombre. El modo en que visten ellas se refleja en 1 de cada 25 noticias, un 20% más
que cuando las noticias hablan de ellos.
7.- Doble victimización en la cobertura de violencia machista: se sigue poniendo foco en
la víctima en vez de en el agresor. Se nombra casi 3 veces más a la mujer que al hombre
cuando se habla de violencia y el doble en situaciones de acoso. Cuando se le menciona a
él, es un 20% más probable que en el titular aparezca el término “mujer” en lugar de
“hombre”. Y si las víctimas son expuestas por su nombre, el del agresor a menudo queda
oculto por su alias.
8.- El deporte, terreno de juego masculino: del altísimo volumen de noticias que se
publican sobre deporte solo un 5% menciona explícitamente a las mujeres. Las noticias
que tratan sobre mujeres representan únicamente 1 de cada 20. De hecho, el fútbol es
percibido como masculino en el 95% de los casos.
9.- Ser buena no es suficiente, debe ser excepcional: con mucha frecuencia, el referente
de mujer que reflejan los medios es de éxito y excepcionalidad. Las noticias sobre
mujeres políticas, por ejemplo, destacan un 50% más sus aciertos y minimizan sus errores
en comparación con los dirigentes masculinos. Esto acentúa el síndrome de la impostora
y del burnout en aquellas mujeres que se plantean tener mayor exposición y visibilidad.