La historia moderna de la industria de cannabis ha estado plagado de grandes cambios y movimientos sociales, sobre todo en la última década, donde se han gestado la mayor cantidad de cambios que han permitido a la sociedad tener acceso a productos derivados de cáñamo y marihuana., esa historia se puede observar directamente en nuestro país, donde a partir de 2015 se ganaron las primeras batallas legales de la sociedad civil para tener acceso a un producto derivado de cannabis con altas concentraciones de cannabidiol o CBD, seguidas por una decisión de política pública tomada en 2016 cuando la COFEPRIS otorgó los primeros permisos para que unas jóvenes pacientes pudieran tener acceso a este tipo de productos de manera libre y legal, pero sobre todo, sin la necesidad de crear litigios estratégicos para permitir que su derecho a la salud se cumpliera.
Junto con estos casos, así como los casos de la sociedad civil que busco la protección legal para permitir el libre desarrollo de la personalidad, nuestro país se posicionó como una nación muy avanzada y prometedora para la industria, y no es para menos, pues en conjunto con los demás países de Latinoamérica donde se puede acceder de manera legal a derivados de cannabis aportó aproximadamente entre el 20 y el 30% de las ventas globales que tuvo la industria global de cannabis.
Estas cifras nos demuestran el potencial que tiene la región, sin embargo México se mantiene en la mira de los grandes conglomerados internacionales y esto es debido al trabajo de litigio estratégico que han realizado diversas empresas para lograr que las autoridades judiciales reconozcan sus derechos, apenas a finales de 2022, la Suprema Corte de Justicia de la Nación emitió un fallo que permite a una empresa canadiense para iniciar la siembra y producción de productos derivados de cáñamo en nuestro territorio, abriendo la puerta para que decenas de empresas puedan retomar sus planes de invertir en nuestro país.
Sin embargo el liderazgo que México está tomando en la industria no se debe sólo a eso, también es parte del trabajo que han realizado decenas de investigadores nacionales para obtener evidencia científica que respalde la aplicación de derivados no psicotrópicos del cannabis como coadyuvante en el tratamiento de diversos padecimientos, poniendo a la industria mexicana de cannabis y a los investigadores mexicanos en una posición privilegiada a nivel global.
“A partir de 2018, cada empresa inició con estrategias diferenciadas, pero ninguna de las empresas que actualmente participan en la industria mexicana de cannabis hubieran logrado todo esto si no hubiera habido un cambio en la sociedad propiciado por aquellos grupos y colectivos sociales que trabajaron incansablemente durante cinco años.” Puntualizó Raúl Elizalde, CEO de HempMeds.
Hoy las cifras de crecimiento que tiene el mercado mexicano y latinoamericano son muy importantes ya que nos permiten entender como la política pública en conjunto con la inversión de las empresas y la apertura de la sociedad son los verdaderos motores de la industria, por ejemplo Brasil, una nación que ha duplicado sus ventas de productos con altas concentraciones de CBD, y esto se debe a que el gobierno de esa nación ha desarrollado políticas públicas para permitir el acceso a este tipo de productos, al mismo tiempo que establece estrictas regulaciones a las empresas con el fin de asegurar la calidad y seguridad de los productos, o el caso de Paraguay, donde sólo existe un registro médico para un producto con altas concentraciones de CBD y sin THC.
El caso mexicano ha sido muy diferente pero ha servido como referente mundial, pues en un país donde existe un alto control para permitir la venta y distribución de productos derivados de cáñamo, así como los de marihuana, en conjunto con una falta de regulaciones secundarias que den certeza a todos los jugadores de la industria, se ha logrado mantener un mercado estable y con crecimiento moderado, “celebramos cada paso que existe en México, desde el primer amparo, los primeros permisos, la declaratoria de inconstitucionalidad para el libre desarrollo de la persona, hasta el más reciente caso, donde ya existe una empresa que legalmente podrá crear instalaciones para siembra y producción de productos derivados de cáñamo, ya que cada paso que se logra, abre la puerta para que decenas de empresas más podamos retomar nuestros planes de expansión en México” añadió Elizalde.
De acuerdo con Grand View Research, se espera que para 2030 el mercado global de cannabis alcance un valor de 475 mil millones de dólares, y el estimado actual del mercado latinoamericano se mantendrá entre un 20 y 30% de ese valor, sin embargo, cada paso que avance nuestro país sirve para revalorizar la industria global, y sobre todo, el potencial que tiene nuestro país en este mercado multimillonario.