Tres mujeres del mundo universitario mexicano compartieron las experiencias y
vicisitudes vividas para realizar sus proyectos y estudios en una sociedad heteropatriarcal,
en la que no para todas la condición de mujer fue un factor que complicó sus tareas y el
desarrollo profesional.
La doctora Adelfa del Carmen García Contreras, investigadora de la Universidad
Autónoma Metropolitana (UAM) en la Ciudad de México (CDMX), recordó que viene de
una familia emprendedora y que “nunca he tenido en mi carácter y visión el desprecio, ni la
manipulación o consideración que tenga que ver con la segregación como mujer”.
Por fortuna, “no he vivido en una situación como la que ha padecido la mayoría, tuve la
ventaja de ser formada por mis padres para tomar decisiones y para saber qué marido quería
y para qué lo quería, y él aceptó mi manera de pensar, y vaya que laboro en un mundo de
hombres”, pues cuando estudió había 143 estudiantes varones por siete del sexo femenino.
“El mundo que dejo como legado a mis colegas es el respeto, en el entendido de que es
preciso trabajar para que te lo otorguen”, reafrimó la académica del Departamento de
Producción Agrícola y Animal de la Unidad Xochimilco
García Contreras rememoró que siempre fue emprendedora. De niña, en La Piedad,
Michoacán, “vendí palomitas en la feria anual, ese fue mi primer negocio a los seis años;
por tanto, no puedo hablar de lo que no he vivido, de lo que no he sentido, pero sí de lo que
he luchado por heredar a mis estudiantes y a mis hijos”.


Sobre su investigación en la UAM, explicó que es una labor para el progreso de las
comunidades, en este caso con la porcicultura, todos los proyectos relacionados con la
docencia e investigación generan siempre una expectativa del quehacer hacia la
valorización de los recursos naturales, el uso del material genético de las zonas rurales, el
apoyo a las comunidades y el trabajo con las mujeres.
El proyecto que lleva a cabo en la UAM desde hace 12 años –al regresar del doctorado– es
la recuperación del cerdo criollo Ts’udi xirgo (cerdo peludo), que contribuye al impulso de
la porcicultura en las colectividades, utilizando los recursos y material genético local de la
mano de muchas mujeres.
En el día a día “siempre he buscado que mis alumnos sigan mejorando y desarrollándose,
pero nunca alejados de la realidad y del espíritu de servicio a México, pues me debo a este
país y busco retribuir lo que me ha dado, por eso los formo con esa perspectiva, ya que la
sociedad dota de recursos a las universidades públicas”, apuntó.
La doctora Candy Flores Gracia señaló que es más difícil emprender como mujer que como
varón, dado que “estamos en un sistema heteropatriarcal que nos ha enseñado a estar en
otras posiciones que no son necesariamente de liderazgo. Como ejemplo, sólo 32 por ciento
de nosotras investigamos en áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas y en
posiciones de liderazgo estamos 9 por ciento.
“Desde mi experiencia, hasta ahora entiendo cómo todo esto afectó muchas las decisiones
de mi vida: la primera fue no tener hijos pues bajo esa lógica para estar en donde estoy era
imposible tenerlos”.
A eso se suma la violencia constante contra el sector femenino, como en ciencias donde se
dice que las mujeres no saben matemáticas, “que estamos ahí mientras nos casamos y que
quien siempre expone es el varón del equipo, esas cosas marcan la vida de las personas”,
reiteró la doctora en ciencias biomédicas.
Por tanto, “tenemos que empezar a cambiar, en emprendimientos de bases científicas y
tecnológicas hay más hombres, las funciones de liderazgo están asociadas a conductas
machistas, por lo que tienes que tratar de modificarlas y no replicarlas”.

La City Manager de Ironhack –startup formadora en web, diseño UX/UI, análisis de datos y
ciberseguridad– recordó la frase: “mujer con posgrado no se casa en ningún lado, tipo de
comentarios que pueden mermar nuestro entusiasmo para seguir adelante, pues
definitivamente hay una brecha que dificulta el avance femenino, en este momento las
bases no son iguales y nos cuesta más alcanzar nuestros objetivos profesionales y
personales”.
Karen Andrade Hernández, psicología egresada de la Unidad Xochimilco y creadora de
Rocreativo –empresa familiar que fabrica relojes– emprendió a temprana edad. “La
constante era que me preguntaran si había alguien más grande para platicar sobre el
proyecto que desarrollaba y notaba que había más preferencia por mi papá”.
Cuando una mujer pretende emprender recibe burlas de los hombres, de manera constante
durante la pandemia cuando surgieron las “nenis”, a quienes se les empezó a señalar con
actitudes despectivas.
En su caso reconoce que “la formación que me brindó la UAM fue importante para
establecer una estrategia y también investigar sobre los aspectos que tiene el proceso de
fabricación de los relojes que hacemos, así como ver el tema medioambiental de los
insumos que usamos”.
La empresaria enfatizó que el paso importante y fundamental es tener la idea, “pero es
necesaria la capacitación y actualización, se requiere un plan de trabajo, elaborar un
prototipo del producto y buscar y tocar las puertas con las herramientas que se requieren
para explicar los proyectos”.

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