Desde 1985, impulsado por FARM (Farm Animal Reform Movement), todos los 20 de marzo se conmemora el “Día Mundial Sin Carne” para concientizar sobre la crueldad hacia los animales de granja y difundir los beneficios para la salud y el medioambiente de una alimentación basada en plantas.
Según un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la producción mundial de carne aumentó significativamente en las últimas décadas, pasando de 71 millones de toneladas en 1961 a más de 335 millones de toneladas en 2020…y esto provoca consecuencias medioambientales devastadoras.
Tal como explica Greenpeace, el 14,5% de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) a nivel mundial proceden directamente de la ganadería, que también es responsable del 80% de la deforestación de la Amazonia. Consumir animales no sólo perpetúa una maquinaria violenta especista, también destruye el planeta.
“Tenemos que dejar de ver a los animales como productos. Los animales que viven en este planeta merecen vidas dignas, libres y justas”, explica Jessica González Castro, directora de GenV en México, una organización sin fines de lucro que busca promover un sistema más saludable, sustentable y justo para todas las especies que habitan el planeta.
En los últimos años, cada vez más personas optaron por una alimentación vegana. Según un estudio de 2020 de la organización The Good Food Institute, en los Estados Unidos, el número de veganos aumentó un 300% en los últimos 15 años, mientras que en el Reino Unido, el número de veganos se incrementó en un 400% en los últimos cuatro años; siendo los millennials y la Generación Z los más propensos a adoptar una alimentación vegana frente a las generaciones anteriores. Según un estudio de mercado de Euromonitor International de 2019, México ocupa el tercer lugar en el mundo en consumo de alimentos veganos y vegetarianos, después de Estados Unidos y Reino Unido. Además, el estudio señala que la tendencia hacia el veganismo está en aumento en México y Latinoamérica.
Si bien aún existen prejuicios y barreras sobre el veganismo, como la tradición cultural o la accesibilidad, lo importante es continuar generando conciencia sobre el impacto ambiental y ético de la industria cárnica. Sin nuevos paradigmas de consumo, el futuro es incierto para los seres humanos, para los animales y el planeta.