Los megaincendios forestales son peligrosos fenómenos con graves efectos ambientales,
sociales y económicos, los cuales se presentan poco en México, en contraste con los
incendios pequeños y frecuentes, señalaron tres expertos del Instituto de Geografía (IGg) de
la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
A nivel mundial estudios refieren un porcentaje bajo de estos siniestros, pero su ocurrencia
tiene mayor cantidad de impactos negativos, pues causan la muerte de personas y
problemas de salud por el humo emitido, así como efectos devastadores en los ecosistemas
con una reducción de la biodiversidad, tanto de plantas como de animales, además de una
tardía recuperación de los ecosistemas, que puede durar varias décadas dependiendo de la
intensidad de la afectación, afirmó Christoph Neger, investigador del Departamento de
Geografía Social del IGg.
Agregó que aunque no tienen una definición clara con base a su intensidad o magnitud de
los impactos, en general en México y en la Comunidad Europea se reconoce a un
megaincendio como aquel mayor a 500 hectáreas de superficie quemada.


En contraparte, en Estados Unidos los consideran hasta 40 mil 469 hectáreas, equivalentes
a más de 100 mil acres, lo que implica serias discrepancias para su estudio, abundó.
Por su parte, Lilia del Carmen Manzo Delgado, investigadora del Laboratorio de Análisis
Geoespacial de esa entidad académica, comentó que en general los propician las sequías, la
alta acumulación de material combustible (pastos, hojas y ramas secas), especialmente tras
el paso de un huracán.
Aclaró que de 2010 a 2019 la mayoría de los incendios ocurrieron en marzo, abril y mayo,
aunque algunos se presentaron en enero y febrero, con una considerable baja en junio y
julio, cuando ya hay lluvias.
Para elaborar un estudio sobre el tema, publicado en la revista “Madera y bosques”, del
Instituto de Ecología A.C., los expertos utilizaron registros de campo de 2010 a 2019 de la
Comisión Nacional Forestal; datos satelitales del Global Fire Atlas de 2003 a 2016; y de la
Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, para un análisis más
exacto de los ecosistemas afectados.
Encontraron que en el país han ocurrido megaincendios de más de 500 y hasta mil
hectáreas, principalmente en la Sierra Madre Occidental; han sido pocos de más de 10 mil
hectáreas. “Los más importantes fueron dos en Coahuila, con 170 mil y 150 mil hectáreas
afectadas, son los más grandes registrados hasta ahora”, informó.
Los especialistas estudian la relación de estos eventos con la variabilidad climática (por
ejemplo del fenómeno El Niño/Oscilación del Sur), pero aún no tienen resultados claros.
A su vez, José Francisco León Cruz, investigador del Departamento de Geografía Física,
comentó que también la caída de rayos y las tormentas eléctricas pueden ser iniciadores del
fuego; aunque no hay una tendencia en el país a la ocurrencia de megaincendios, en este
año pueden ser favorecidos por el estiaje más largo, razón por la cual se necesita mayor
inversión en áreas preventivas.
En 2023, continuó, prevalecerá El Niño/Oscilación del Sur en su fase negativa (lo que se
conoce como La Niña), por lo que habrá menos lluvias, además de que la sequía de años
anteriores acumula combustible sobre la superficie del terreno.
Los científicos comentaron que los principales ecosistemas afectados con los
megaincendios son los bosques templados de pino y encino (de 35 a 50 por ciento), seguido por matorrales (13 a 29 por ciento) y menores en áreas adaptadas al fuego. En las selvas
húmedas solamente repercute al cinco o seis por ciento, pero los impactos son graves por la
gran biodiversidad de especies.
Al retomar el uso de la palabra, Neger recomendó contar con una política preventiva entre
autoridades y comunidades del campo, quienes deben continuar con las brechas cortafuego,
que funcionan como barrera artificial a las llamas y consisten en la remoción de material
combustible en la superficie del suelo.
También mantener las líneas negras, que se delimitan en una franja de al menos tres metros,
a la cual se le prende fuego debidamente controlado y supervisado por expertos.

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