El “deterioro de la cohesión social y la polarización de la sociedad”, definido como la
pérdida de capital social y fractura de las comunidades que conduce a la disminución de
estabilidad social, productividad económica y bienestar individual y colectivo; fue
clasificado como la quinta amenaza más grave a corto plazo en el Reporte de Riesgos
Globales 2023.
Asimismo, fue considerado uno de los riesgos más fuertemente influenciados por otras
amenazas, incluida la inestabilidad estatal, la inflación, la recesión económica y la
migración climática.
La polarización social en temas como la migración, el género, los derechos reproductivos,
la etnicidad, la religión y el clima, han caracterizado las recientes elecciones y protestas en
todo el mundo. El descontento político ha sido un multiplicador de las preocupaciones
sociales existentes y esta frustración ante las brechas percibidas en la acción
gubernamental, el desarrollo humano y la movilidad social se ha manifestado en crecientes
protestas civiles a nivel mundial; entre enero y octubre de 2022 se observaron más protestas
que en todo 2021.


En este sentido, las consecuencias del deterioro de la cohesión social y polarización de la
sociedad se extienden hasta las esferas económicas y políticas. Los expertos han detectado
indicios de que la creciente polarización social contribuye al declive de las democracias y al
aumento de regímenes híbridos.
Por ejemplo, la población mundial que vive en países autocráticos aumentó de 5% en 2011
a 36% en 2021; por otro lado, el 13% vive actualmente bajo una democracia liberal, en
comparación con el 44% que lo hace bajo una autocracia electoral.
Aunado a lo anterior, la desinformación y la información falsa han resultado ser
aceleradores de la erosión social y consecuencias de esta, lo que se ha visto amplificado por
las redes sociales, que pueden llegar a aumentar la polarización y la desconfianza en las
instituciones por ser canales con potencial de propagar creencias extreminstas e influir en
procesos electorales. Esto corre el riesgo de agravarse por el uso generalizado de
tecnologías de automatización, desde bots capaces de imitar textos humanos hasta
deepfakes de políticos.
La polarización social podría reducir aún más el espacio para la resolución colectiva de
problemáticas globales, puesto que la oscilación entre partidos en cada ciclo electoral
obstaculizaría la adopción de una perspectiva estratégica a largo plazo. En un escenario a
corto plazo, cabe señalar que las elecciones nacionales se llevarán a cabo en varios países
del G20, incluido México, en los próximos dos años.
Al respecto de esto, el reporte advierte que la elección de líderes menos centristas y la
adopción de políticas más extremas en las potencias económicas podría fracturar alianzas,
limitar la colaboración global y conducir a una dinámica social más volátil.
“Nos enfrentamos a un panorama de riesgos globales que se siente completamente nuevo,
pero al mismo tiempo inquietantemente familiar. Llama la atención que una gran parte de
los expertos encuestados eligieran la crisis de suministro de energía, la crisis del costo de
vida, el aumento de la inflación, la crisis de suministro de alimentos y los ciberataques a
infraestructuras críticas como los cinco riesgos con mayor impacto potencial para 2023.
Es decir, vemos un retorno a problemáticas básicas que influyen, entre otras cuestiones, en
el deterioro de la cohesión social y polarización de la sociedad”, añadió Diogo Cassin,
director de Riesgos de Zurich México, organización encargada del estudio citado.

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