México se encuentra rezagado en materia de ciencia, tecnología e innovación. De acuerdo con las estadísticas de la OCDE, el país está dentro de las Naciones con menor inversión en Investigación y Desarrollo con el 0.29 por ciento del total del PIB, y por debajo de Colombia (0.298 por ciento), Chile (0.33 por ciento), muy por debajo del promedio de los países de la OCDE (2.67 por ciento) y a un universo de distancia del país más avanzado en esa materia, que es Israel con (5.43 por ciento).

Debido a esta realidad, la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) informa la inversión en estos rubros genera claros beneficios para las empresas y para el país, como es el aumento en la productividad: Implica que con los mismos recursos se pueda hacer más, aumentando así la producción y los ingresos.

Creación de empleo e inclusión: Si bien algunas tecnologías pueden reemplazar trabajos existentes, también pueden crear nuevos empleos. Competitividad como ventaja comparativa: Las empresas que adoptan tecnologías avanzadas pueden ser más competitivas en los mercados internacionales.

Fomento de la innovación: Puede llevar a desarrollar nuevos productos y servicios, así como a mejorar los ya existentes. Es detonante de una cadena virtuosa. Desarrollo económico sostenible: Todo ello se puede traducir en una mejora económica sustancial para el país.

La innovación es importante en todos los campos y fundamental para el desarrollo de nuevas tecnologías, medicamentos, medio ambiente, educación, fabricación y muchas otras industrias como sucede en China, Corea y Estados Unidos.

El organismo patronal señala que la actu propuesta de ley presentada por el Ejecutivo Federal, es regresiva debido a que es una ley centralista ya que desde una Junta de Gobierno, designada directa e indirectamente por el Ejecutivo Federal, emanarán todos los planes y prioridades. Es decir, se borra de un plumazo la positiva inclusión de los estados y municipios.

No se contemple la participación de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior; del Foro Consultivo Científico y Tecnológico; así como de los investigadores del Sistema Nacional de Investigadores y de los representantes del sector productivo en su construcción y en la operación misma del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación que se pretende crear.

Por ello, la Coparmex hace un llamado al Congreso de la Unión, particularmente a los diputados, quienes están discutiendo actualmente esta reforma, para que:

Se escuchen  todas las voces y sectores que participan en la agenda nacional por la innovación, educación, el desarrollo científico y tecnológico. Una legislación de esta envergadura será exitosa sí y solo sí contempla un enfoque integral.

Debe ser una reforma aprobada por consenso, no una iniciativa al vapor ya que está en juego el desarrollo de México.

Es necesario que se dote de los recursos públicos y haya incentivos para la inversión privada. Una ley sin recursos para su cumplimiento queda en letra muerta.

Nearshoring y las macrotendencias son una oportunidad. Si bien una ley está pensada para perdurar en el tiempo, debe ser flexible para reaccionar a los cambios del mundo.

Aprovechar las experiencias positivas a nivel internacional: Los países llamados «Tigres Asiáticos» (Corea del Sur, Hong Kong, Singapur y Taiwán) experimentaron un rápido crecimiento económico en las décadas pasadas porque apostaron por invertir en educación, fomentar la inversión extranjera, protegieron la propiedad intelectual, desarrollaron infraestructura e impulsaron una agresiva política comercial enfocada en la exportación.

 

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