Con frecuencia, la vida digital de niños y niñas comienza incluso antes de que nazcan. Cuando se comparten las fotos de una ecografía, las actualizaciones del embarazo, la imagen de la habitación decorada o aquella foto sonriente cuando está aprendiendo a usar el “bañito”, crean su rastro digital. Estos datos se almacenan online durante mucho tiempo, por lo que es prácticamente imposible deshacerse de ellos más adelante en su vida.
Por ello, la empresa de ciberseguridad ESET junto a la asociación civil Argentina Cibersegura, comparten una guía para garantizar que la infancia resulte una etapa lo más segura posible, en Internet.
Una huella o rastro digital es algo que se crea con cada una de nuestras acciones en Internet. Este rastro de información puede crecer de muchas maneras. Ya sea compartiendo fotos, comentando un video, dejando una reseña o incluso comprando online, todos estos datos se recogen y almacenan. Pero los datos recopilados no son todos iguales. Tenemos lo que se reconocen como huellas digitales pasivas y activas.
Las huellas activas incluyen todos los datos que se han compartido deliberadamente en Internet al publicar fotos, dejar comentarios, participar en foros, etc.
Las huellas pasivas se refieren a la información que se recopila sobre cada usuario sin que lo sepa: un sitio web que guarda cuántas veces se lo ha visitado y de dónde es el usuario, una publicidad que hace un seguimiento de los «Me gusta» y «Compartir» en las redes sociales, etc.
¿Por qué es tan importante saber gestionar la huella digital?
Porque es permanente. Una vez que la información está online, es muy difícil de eliminar y es muy probable que quede almacenada en algún sitio web.
Porque crea nuestra reputación digital. Nos guste o no, nuestra presencia en Internet configura nuestro perfil público.
Porque el contenido online es público. Una vez que algo se comparte en Internet, otros actores podrían hacer un mal uso de la información, alterarla, etc. Algunos ciberdelincuentes se aprovechan de los datos públicos y de la huella digital de las personas para cometer ciberataques: el phishing y el robo de identidad son los métodos más comunes.
“Tratándose de la privacidad de nuestros niños y niñas, tenemos la responsabilidad de detenernos a pensar antes de publicar acerca de ellos por medios digitales, para cuidarlos/las tal como lo hacemos en los otros ámbitos de sus vidas. Contribuir a su biografía digital en forma positiva, se relaciona con preservarlos/las de las consecuencias indeseadas de la sobreexposición pública (algunas, lamentablemente, riesgosas).», menciona Silvina Tantone, Silvina Tantone, Mentora Educativa de Argentina Cibersegura.
La huella digital es inevitable en nuestros días o, al menos, muy difícil de evitar (uno tendría que no haber utilizado nunca un dispositivo conectado a Internet). Sin embargo, se pueden seguir algunas considerar algunas pautas para publicar de manera cuidada.
Evaluar el impacto. Los expertos coinciden en que hay tres factores principales que determinan si una publicación es apropiada o no: Contenido. Comentarios. Cobertura. Preguntarse: ¿la foto del “bañito” es apropiada para compartirla con extraños en Internet? ¿Está bien comentar su peso en un lugar público? ¿Cómo se sentirá mi hijo o hija dentro de unos años si subo estas 30 fotos suyas?
Pedir permiso. Desde pequeños, enseñarles a los menores que es indispensable pedir permiso para publicar información sobre otras personas en Internet. Y como aún son demasiado pequeños para dar su permiso, pensar muy bien antes de subir algo con lo que podrían no sentirse cómodos en el futuro (como un video de un berrinche de bebé). Lo agradecerán más tarde.
“Tomando estas sencillas medidas, no solo protegerás a tus hijos en Internet, sino que les enseñarás desde pequeños a comportarse correctamente online y a tener límites saludables. Al fin y al cabo, tú eres su puerta de entrada a una relación sana consigo mismos y con el mundo online.
Algún día te lo agradecerán, cuando crezcan y se conviertan en internautas más responsables. Y lo que es más importante, procura tener una relación abierta con tus hijos, para que se sientan seguros y libres de acudir a ti, preguntar y expresar sus preocupaciones sobre cualquier cosa, tanto en Internet como fuera de ella.”, comenta Camilo Gutiérrez Amaya, Jefe del Laboratorio de Investigación de ESET Latinoamérica.