Con el compromiso de contribuir a la conservación y regeneración de la biodiversidad, Natura celebra, en este Día Mundial del Medio Ambiente una década de jardines filtrantes, un sistema de tratamiento de efluentes líquidos que, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales (UICN), está clasificado como una Solución Basada en la Naturaleza (SBN), del tipo «Restauración», que promueve la recuperación ecológica, y «Por Objetivo», que promueve la mitigación y adaptación basada en el ecosistema.
Instalada en el Ecoparque, un complejo tecnológico situado en Benevides, Pará, la tecnología es capaz de degradar los contaminantes mediante el uso de filtros compuestos únicamente por plantas. Resistente y fácil de gestionar, esta solución basada en la naturaleza ofrece una serie de beneficios en comparación con los tratamientos convencionales, como la generación de un balance positivo de carbono, el bajo consumo de energía, una mayor eficiencia económica y la mejora de la flora y la fauna.
Desarrollado por el arquitecto paisajista francés Thierry Jacquet, como su nombre indica, el sistema funciona como un jardín de aspecto natural. En el Ecoparque, ocupa más de 2 mil metros cuadrados y está compuesto por 14 especies diferentes de plantas regionales que actúan como agentes de eliminación de contaminantes. Se encargan de filtrar todos los residuos líquidos industriales y domésticos de la unidad, como los procedentes de vestuarios, restaurantes, lavabos y baños, por ejemplo, sin utilizar productos químicos, una técnica conocida como fitorremediación. La elección de las plantas se basa en su capacidad de fitodegradación y bioacumulación, es decir, son especies con un alto grado de metabolización de contaminantes, pero sin acumularlos en sus tejidos, descomponiendo la materia orgánica en las raíces.
La Directora de Sustentabilidad de Natura &Co América Latina, Angela Pinhati, recuerda que el cambio climático y la pérdida de biodiversidad causada por las actividades humanas son una amenaza real para todas las formas de vida en la Tierra y están estrechamente vinculados. Desde esta perspectiva, las empresas tienen la responsabilidad de contribuir a detener y revertir la pérdida de biodiversidad a través de soluciones regenerativas que, más que mitigar los impactos negativos de sus operaciones, puedan dejar un legado positivo para el medio ambiente.
“La pérdida de biodiversidad se ha convertido en uno de los principales riesgos mundiales, junto con el cambio climático, y el jardín filtrante del Ecoparque es un ejemplo que cumple los compromisos establecidos en el nuevo Marco Mundial para la Biodiversidad Kunming-Montreal, que prevé medidas para detener e invertir la degradación de los ecosistemas en todo el planeta», afirma Angela
Firmado el año pasado por 190 países, el documento propone cuatro objetivos a largo plazo para 2050 y 23 metas orientadas a la acción para 2030 que deben aplicarse de inmediato. Entre ellos figuran el uso sostenible de la biodiversidad y el mantenimiento, la mejora o el restablecimiento de la integridad, la conectividad y la resiliencia de todos los ecosistemas, incluida la detención de la extinción inducida por el hombre y el mantenimiento de la diversidad genética.
“Al no utilizar aditivos químicos en el proceso de tratamiento de contaminantes, los jardines filtrantes mejoran la oxigenación del suelo y garantizan que esta misma agua pueda ser reutilizada en operaciones industriales y devuelta al medio ambiente con una calidad superior a la del cuerpo receptor, que, en el caso del Ecoparque, es el afluente del río Benfica», explica.
La ejecutiva señala que, actualmente, la solución contribuye a que la empresa supere el requisito legal de reducción del 60% de los contaminantes generados en las unidades de fabricación, superando en más del 90% la eliminación de impurezas del agua. Además, el coste de mantenimiento es alrededor de un 20% inferior en comparación con los tratamientos convencionales.
“Se trata de una elección que está en consonancia con el propósito de Natura y el Ecoparque, concebido desde el punto de vista de la sustentabilidad y la circularidad. Creemos que las mejores soluciones a los retos sociales y medioambientales son las que se basan en la naturaleza. Al mimetizarse con ella, esta tecnología va más allá del tratamiento de residuos en el agua y ofrece innumerables servicios ecosistémicos que mejoran el medio ambiente y la calidad de vida tanto de las personas que utilizan los espacios de la empresa como de la flora y la fauna que habitan nuestro espacio», añade.
Refugio para especies vegetales y animales
Como solución natural, a lo largo de los años, los jardines filtrantes también han atraído la biodiversidad de flora y fauna a su zona de instalación y han convertido el Ecoparque en un importante refugio de especies animales y vegetales de gran importancia para el medio ambiente, muchas de ellas raras, como el Tamanduaí, la especie de oso hormiguero más pequeña del mundo, y otros animales en peligro de extinción.
Para vigilar el equilibrio del ecosistema en torno a la explotación, el Ecoparque puso en marcha hace nueve años el Programa de Vigilancia de la Biota Acuática y Terrestre. La iniciativa garantiza que la explotación de la planta favorezca la conservación de la biodiversidad local. Hasta la fecha, el equipo de biólogos y oceanógrafos del complejo ha registrado la presencia de más de 20 especies de anfibios, 23 especies de reptiles, más de 140 especies de aves, así como más de 20 tipos diferentes de murciélagos y más de 20 mamíferos terrestres.
“Como novedad científica, nuestro equipo de biólogos está a punto de describir una nueva especie de hemoparásito, que afecta a la sangre de los animales, descubierta en una serpiente acuática presente en el Ecoparque. Descubrimientos como éste sólo son posibles gracias a iniciativas como nuestro Programa de Vigilancia y demuestran que es posible combinar el desarrollo económico con la generación de un impacto medioambiental positivo», afirma Angela.
El monitoreo de la fauna está autorizado por la Secretaría de Medio Ambiente y Sustentabilidad del Estado de Pará (SEMAS), la investigación está autorizada por el ICMBio y está registrada en el Comité de Ética para el Uso de Animales de la Universidad Federal de Amapá (UNIFAP).