La discusión en torno a los libros de texto gratuitos que se ha suscitado en los últimos días debe extenderse al modelo y al proyecto educativo en que están insertos y no centrarse sólo en los contenidos de estos materiales de apoyo, consideró la doctora Marisol García Jiménez, investigadora de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Al participar en el Ciclo de Conferencias intempestivas, que organiza el área de Estado, Gobierno y Políticas Públicas de esta casa de estudios, sostuvo que las controversias han ido en el sentido de que no hay textos de materias de español, matemáticas, ciencias y otras que supuestamente desaparecieron de los libros actuales; sin embargo, al inicio del actual gobierno, el presidente convocó al magisterio y a expertos para diseñar este modelo educativo, el de la nueva escuela mexicana, próximo a entrar en vigencia y del cual forman parte los nuevos libros de texto.
Otra crítica es que el alumnado deja de aprender por los supuestos errores y falta de materias en los contenidos, pero “se puede ver que quienes plantean estos cuestionamientos, no han consultado en qué consiste el modelo de la nueva escuela mexicana, ni el nuevo plan de estudios”, dado que en ambas propuestas se habla de un nuevo orden de las materias; es decir, nuevos campos del conocimiento y formas de acceder a éste “dejando a un lado la forma tradicional”.
La egresada del Posgrado en Estudios Organizacionales dijo que lo anterior responde a diversos factores y uno de ellos es que en el periodo postpandemia, una vez que los alumnos regresaron a clases, se hicieron evidentes “muchísimas fallas en cuanto a los conocimientos adquiridos” en un sistema que se basa en trasladar los aprendizajes a partir de la memorización.
Con este nuevo modelo “se da otro enfoque de lo que va a ser la transmisión del conocimiento y éste cuenta con una nueva herramienta que es el libro de texto gratuito”.
La doctora García Jiménez hizo un recorrido histórico sobre la importancia de los libros de texto en la educación de los niños mexicanos y destacó que desde un principio se vio como un apoyo al docente para “sacar del analfabetismo a la población”. Fue en 1959 cuando se creó la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuito, que tuvo la función de editar, diseñar, imprimir y distribuir los ejemplares.
Además del éxito que se alcanzó en la disminución de los índices de analfabetismo, los libros han servido de apoyo a la comunidad escolar y han ayudado a acercar no sólo el conocimiento de las letras y los números, sino la cultura en general a las familias, sobre todo a las de escasos recursos, que no tienen acceso a otro tipo de textos. Por lo tanto, tienen una función formativa, pero también cultural.
Otro de los objetivos fue tratar de “aglutinar y uniformar la enseñanza en todo el país, con el fin de dar igualdad de oportunidades, pues se parte del hecho de que en los años 50 del siglo pasado no todos tenían las mismas oportunidades de acceder a libros de texto y, por tanto, al conocimiento”. También se buscó dar unidad al modelo educativo de la nación a través de estos libros.
Puntualizó que hay tres momentos clave o generaciones del libro de texto gratuito, la primera con la creación de la Conaliteg, de 1969 a 1971; la segunda, abarca de la reforma educativa de 1972 a la de 1993 y la tercera de esa esa última fecha hasta el año 2000.
Durante todas estas etapas ha habido controversias, planteadas sobre todo por organizaciones como la Unión de Padres de Familia y el Partido Acción Nacional, en un primer momento porque argumentaban que se coartaba su libertad de enseñanza; en otro, por la aparición de contenidos de educación sexual, entre otros motivos.
García Jiménez subrayó que este modelo reconoce, además, que no todos los alumnos y alumnas tienen las mismas condiciones sociales, económicas y cognitivas, por lo que otro de los objetivos del modelo es disminuir esas diferencias.
Es necesario poner en su justa dimensión los debates que hoy tienen lugar acerca de los libros, porque “primero hay que conocer ampliamente el modelo de la nueva escuela mexicana a la que responde esta nueva herramienta”, que tiene como finalidad reforzar en todos los niveles la formación integral de niños, niñas y adolescentes, en un ambiente inclusivo, pluricultural, colaborativo y equitativo a lo largo de toda la trayectoria del estudiantado.