El estrés hídrico -situación donde la demanda de agua es más alta que la cantidad disponible- está estrechamente relacionado con el aumento de las sequías debido al cambio climático. México es un país vulnerable a sequías, con 52% de su territorio ubicado en clima árido o semiárido. Aunque las sequías son fenómenos recurrentes, durante la última década estas han ido en aumento en frecuencia, intensidad y duración. En este contexto, a pesar de que la disponibilidad suficiente y de calidad del agua es un asunto de gestión, resulta esencial contar con un presupuesto adecuado que permita abordar las necesidades relacionadas con el agua para el desarrollo social y económico, a la vez que se toma en cuenta la variabilidad climática.
Por ello, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) analizó los recursos públicos que serán destinados a la Conagua y que se establecen en el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF) 2024. Para el próximo año se prevé una disminución de 12.6% con respecto al presupuesto asignado en 2023, es decir, pasará de 71.7 a 62.6 mmdp. Una nueva disminución del presupuesto -como las observadas entre 2015 y 2022- difícilmente asegura una mejor gestión del agua, en un contexto de sistemas hídricos presionados por sequías particularmente severas.
Además, no obstante que la presente administración ha establecido la construcción y mantenimiento de infraestructura hidráulica de la Conagua como parte de sus proyectos prioritarios, se observa que de aprobarse el PPEF 2024, se reduciría en un 15.7% el presupuesto asignado a este proyecto prioritario con respecto al año 2023.
Una reducción en el presupuesto plantea una incertidumbre sobre cubrir la capacidad de la infraestructura hídrica para abordar el problema de la gestión del agua, especialmente en un contexto en el que se ha experimentado una notable reducción de las precipitaciones debido a la tercera ola de calor que afectó a 22 estados del país entre el 1 y el 22 de junio de 2023, catalogada como la más extensa y severa ola de calor de los últimos años Como consecuencia, en plena época de lluvias el nivel de almacenamiento promedio de las presas en México se ubicó en 45.5%. En este sentido, existe un alto riesgo de estrés hídrico para 2024 y el presupuesto de la Conagua debería reflejar esta realidad.
¿Cómo se compone el presupuesto de la Conagua para 2024?
Infraestructura, desarrollo y operación, tendrán una inversión de 47.5 mmdp. Los principales proyectos de infraestructura contemplan el desarrollo y operación de infraestructura para la distribución de agua potable, alcantarillado y saneamiento con 44% (27.5 mmdp) y la modernización y rehabilitación de riego y temporal tecnificado con 32% (20 mmdp). Los principales proyectos se centran en Durango, Ciudad de México, Jalisco, Estado de México, Sonora, Nuevo León, Baja California, Hidalgo y Sinaloa, con inversiones por 14.07 mmdp. Estas entidades han sido particularmente afectadas por las sequías en años recientes.
Los proyectos prioritarios recibirán 39.4 mmdp con el objetivo de atender el tema de las sequías en ciertas entidades. En particular, destaca la adecuación de la presa El Zapotillo y la construcción de los acueductos Zapotillo-El Salto y El Salto-La Red-Calderón para el abastecimiento de agua al área metropolitana de Guadalajara, Jalisco, con una inversión de mil 900 millones de pesos. Asimismo, se encuentran los proyectos Baluarte-Presidio de la presa Santa María en Sinaloa, para los cuales se destinarán 7.3 mmdp, así como la construcción de la presa Libertad para el abastecimiento de agua en el área conurbada de Monterrey, Nuevo León (con 500 millones de pesos).
La gestión integral y función pública cayó 8% (1.2 mmdp) en comparación con el presupuesto del año 2023. Esto es particularmente preocupante en el contexto actual, donde la gestión y la preservación de los recursos hídricos se han vuelto fundamentales para enfrentar a las sequías. El concepto de gestión integral y sustentable del agua (que incluye principalmente el monitoreo, la planificación, protección y conservación, legislación, regulación e investigación) recibirá 8.1 mmdp, las actividades de apoyo a la función pública contarán con 3.9 mmdp y los programas de apoyo a la infraestructura hidroagrícola tendrían 1.7 mdp.
La presión hídrica que enfrenta más de la mitad del país exige un presupuesto suficiente y utilizado racionalmente ante un panorama donde las sequías aumentan debido al cambio climático. Se requiere inversión constante no solo en infraestructura hídrica, sino también en proyectos de conservación y manejo sostenible del agua (como el monitoreo, la vigilancia y una adecuada regulación), que consideren de manera prioritaria la adaptación al cambio climático.