Recibir el diagnóstico de una enfermedad crónica pone a los pacientes y sus cuidadores frente al reto de preservar su salud mental. Diabetes y obesidad son enfermedades crónicas que hacen visible la necesidad de que los pacientes tengan un acompañamiento profesional para equilibrar sus emociones.
El impacto causado por el diagnóstico de una enfermedad crónica como la diabetes provoca innumerables y complejas respuestas psicológicas y emocionales en los pacientes y sus efectos pueden ser devastadores para ellos y sus familiares.
El Dr. Mike Vivas, director médico de Novo Nordisk México, explicó que “se experimentan sentimientos de duelo ante la pérdida de la salud y los desafíos por vivir, que conllevan la negación o resistencia a lo que está pasando; enojo, que puede reflejarse en ira y agresividad; depresión y baja autoestima como consecuencia de una lucha interna y sentimientos de culpa, y finalmente la aceptación, que implica aprender a vivir con esa enfermedad crónica y hacer cambios en el estilo de vida.”
Trastornos del estado de ánimo pueden empeorar el cuadro de diabetes
En el caso de la diabetes, el Dr. Vivas advirtió que los pensamientos, sentimientos, creencias y actitudes influyen en la salud de pacientes y familiares, y que si no son atendidos de manera profesional, pueden empeorar el cuadro de esta condición. “Si los pacientes no han logrado sus metas de control pueden sentirse cansados y frustrados, porque quizá el esfuerzo pueda parecer mayor a los resultados y más aún si aparece otro problema de salud relacionado con la diabetes. Esto puede llevar a cuadros depresivos y ansiosos.”
Las personas con diabetes tienen entre 2 y 3 veces más probabilidades de presentar depresión que las personas sin diabetes. Solamente entre el 25 y el 50% de las personas con diabetes que tienen depresión reciben el diagnóstico y tratamiento. El tratamiento —ya sea terapia, medicamentos o ambos— es habitualmente muy eficaz. Sin tratamiento, la depresión suele empeorar.
La ansiedad es la forma en que la mente y el cuerpo responden al estrés causado por vivir con una enfermedad crónica. Las personas con diabetes tienen probabilidades 20% mayores que aquellas sin diabetes de tener ansiedad en algún momento de su vida. El manejo de una afección de largo plazo como la diabetes es una fuente significativa de ansiedad para algunas personas.
El director médico de Novo Nordisk hizo énfasis en que “el rol del psicólogo dentro del equipo multidisciplinario de atención al paciente es justamente acompañarlo en el proceso de duelo en todas sus fases, pero sin dejar atrás a sus cuidadores primarios y círculo familiar. Es fundamental tomar en cuenta el universo emocional del paciente para comprenderlo, poniéndose en su lugar, y ayudarlo a aprender a vivir con su condición de salud y mejorar su calidad de vida.”
“En la vida diaria existen maneras sencillas y altamente eficaces para reducir los niveles de depresión, estrés y ansiedad, como realizar actividad física, de preferencia al aire libre; hablar con amigos o familiares; dedicarse al pasatiempo favorito; llevar una dieta saludable; limitar el consumo de alcohol y cafeína; procurar un sueño reparador, y hablar con su médico,” abundó el Dr. Mike Vivas.
Obesidad: relacionada con alteraciones mentales
La obesidad, estrechamente ligada a la diabetes tipo 2 como agente causal, es una enfermedad crónica de origen multifactorial en el que se involucran la susceptibilidad genética, los estilos de vida y las características del entorno económico, social y familiar. También está muy relacionada con depresión y ansiedad, asociadas a trastornos de la conducta alimentaria o distorsión de la imagen corporal.
Las alteraciones mentales tienen un papel significativo como causa de obesidad y también como consecuencia de ella. Además de factores genéticos, comer en exceso por periodos prolongados o un estilo de vida sedentario, la obesidad está muy ligada a cómo pensamos y nos sentimos.
“Por ejemplo, sentimientos de tristeza, vacío, ansiedad o estrés, a menudo llevan a las personas a comer más de lo usual. Estos sentimientos son reforzados por el estigma y discriminación de los que son objeto las personas con obesidad, ya que se considera que son negligentes y con apariencia poco grata. La desaprobación social y familiar puede conducir a la baja autoestima y aislamiento de la persona con obesidad,” señaló el Dr. Mike Vivas.
“Entre los trastornos asociados con la obesidad están la depresión y la ansiedad, así como los trastornos por atracones compulsivos, los cuales pueden tener como consecuencia un aumento de peso. Por eso, el objetivo no es únicamente que la persona coma menos, sino atender las emociones que la están llevando a comer en exceso,” explicó el experto.
Las mujeres son mucho más vulnerables al ciclo obesidad-depresión. En un estudio, la obesidad en las mujeres se asoció con un aumento de un 37% en la depresión grave. También hay una relación significativa entre las mujeres con peso elevado y pensamientos de suicidio más frecuentes.
Debido a que la obesidad es una enfermedad multifactorial, su tratamiento debe ser multidisciplinario, es decir, con la intervención de médicos, nutriólogos, preparadores físicos y psicólogos. Los criterios de éxito terapéutico deben contemplar la reducción de peso como producto final, a través de tratamiento farmacológico o quirúrgico, estilo de vida menos sedentario, actividad física, cambio de hábitos de alimentación y manejo positivo de las emociones.
“Perder peso siempre será más fácil si los pacientes cuentan con el apoyo de sus amigos y familia. Involucrar a toda la familia para llevar una dieta más saludable será mucho más grato y eficaz,” puntualizó el Dr. Mike Vivas.