El cambio en los hábitos de consumo y la apuesta por la economía de triple impacto, con modelos de negocios equitativos, inclusivos y regenerativos para todas las personas y el mundo está rediseñando las reglas del juego en la toma de decisiones de los consumidores. Las nuevas generaciones han demostrado estar más comprometidas con el futuro del planeta, por esto, están modificando la demanda en los mercados al fijarse cada vez más en consumir de empresas cumplan también con estas normas, exigiendo productos y servicios comprometidos con estos valores.

Ejemplo de ello es la Certificación de Empresas B, que reconoce a empresas comprometidas con el bienestar social y ambiental, evaluando a través de altos estándares su impacto positivo, transparencia y gobernanza. Las Empresas B buscan equilibrar objetivos financieros con el propósito de generar beneficios para la sociedad y el planeta. La certificación destaca su compromiso más allá de las ganancias, promoviendo una economía sostenible. Reconocido globalmente, este distintivo atrae a consumidores conscientes e impulsa un cambio hacia prácticas empresariales más responsables.

Recientemente en Monterrey, Nuevo León, se llevó a cabo la quinta edición del Encuentro+B, organizado por Sistema B, una organización miembro de una red global, que reunió a Empresas B Certificadas, sector privado, aliados estratégicos, academia, autoridades públicas, líderes de opinión y ciudadanos, tuvo el objetivo de impulsar la acción colectiva para encontrar soluciones a los problemas socioambientales más urgentes, transformando la relación entre empresas, sociedad y medio ambiente.

En América Latina y el Caribe hay más de 1.100 Empresas B, de este número México cuenta con 88. En el mundo hay alrededor de 7.800 Empresas B, y Sistema B busca ampliar la cantidad de Empresas B en la región, fortaleciendo la presencia de empresas comprometidas con el modelo de negocio de triple impacto.

Fitzer es una startup y Empresa B mexicana, que se creó con el objetivo de disrumpir el estatus quo de la industria de bebidas en el país, además, es la primera marca de hard seltzer. Esta Empresa B fue patrocinadora de este evento internacional y su CMO, Elisa Alanís, contó un poco de su proceso de certificación y especificó que “siendo una empresa de bebidas alcohólicas, fue retador encontrar el giro de cómo hacer negocio de una manera distinta. Compitiendo en una categoría manejada por un duopolio en México, buscaron innovar a través de un valor agregado distinto a lo que existía en el mercado.”

“Con la Evaluación de Impacto B, de Sistema B, podemos compararnos con estándares mundiales y trazar el camino para que el crecimiento sea responsable con la sociedad y con el medio ambiente desde el principio, y no tengas que transformar tu organización, ni cambiar la cultura de tu empresa, cuando ya sea demasiado tarde. La evaluación nos sirvió para identificar focos rojos en las diferentes áreas de la empresa, presentar los resultados a todos los colaboradores y alinearnos con el mismo propósito de mejora.”, destacó Fátima Alvarez, Directora de Impacto de Someone Somewhere, marca de ropa que trabaja con artesanos de México, combinando su artesanía con los mejores materiales y diseños.

La acción colectiva centra un papel crucial del comercio de impacto para catalizar el desarrollo en distintos territorios, presentando modelos que van más allá del beneficio económico. Este enfoque busca la mejora de la calidad de vida y la sostenibilidad a largo plazo, promoviendo un comercio alineado con valores sociales y ambientales para un desarrollo más integral.

“Gracias a la Certificación de Empresa B hemos podido acceder a clientes internacionales y escalar nuestro impacto de manera exponencial. La certificación nos abre muchas puertas pues es una fuente de generación de confianza global”, destacó Fátima Alvarez, directora de Impacto de Someone Somewhere.

La transparencia y rendición de cuentas respaldan este enfoque, destacando la retención del talento humano al ofrecer entornos éticos alineados con valores, contribuyendo a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Este impulso hacia un futuro más sostenible destaca el comercio de impacto como herramienta poderosa para el cambio positivo en comunidades y la sociedad en general.

“Ser una Empresa B nos ha brindado acceso a foros nacionales e internacionales, fomentando el aprendizaje y colaboración con empresas afines. Esta red nos ofrece apoyo confiable, facilitando la solicitud de consejos, opiniones y la creación de colaboraciones para el crecimiento mutuo. Esta diversidad de perspectivas nos permite abordar desafíos de manera innovadora y entender las diversas formas de crear soluciones a nivel global.”, destacó María Sarabia de Tierra del Monte, empresa de productos biológicos que incrementan la productividad de los cultivos, protegen la biodiversidad y regeneran el suelo estimulando ecosistemas.

La Certificación de Empresas B eleva la reputación, atrayendo clientes conscientes e inversores que valoran modelos económicos responsables. Sistema B insta a la aceleración de la acción colectiva para impulsar impacto positivo y sostenible, desafiando sistemas tradicionales. En un mundo desafiante, aboga por prácticas sostenibles, responsabilidad social y ambiental. Fomenta la colaboración e innovación para afrontar desafíos globales, construyendo un futuro donde la prosperidad sea compartida y sostenible para todos.

“Poner en acción la economía circular es más necesario que nunca ante una crisis ambiental sin precedentes con un consumo masivo de recursos, un aumento de las temperaturas globales y un gran número de especies al borde de la extinción”, concluyó Javier Herrero, director Ejecutivo de Sistema B México.

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