El cambio climático ha pasado de ser un tema exclusivo de las discusiones de académicos o de organizaciones medioambientales, a ser al día de hoy, uno de los asuntos que más atención reciben en diversos sectores de la sociedad civil, cabe mencionar que en 2021, las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de México ascendieron a 714 millones de toneladas de CO2 equivalente.

La pandemia de COVID-19 contribuyó a la reducción de emisiones de GEI, tanto en México como en el mundo, es importante destacar que esta fue una caída atípica en actividad económica, por lo que es posible que en los próximos años las emisiones vuelvan a una tendencia al alza. Si bien en el caso de México se observa un punto máximo en las emisiones de GEI en el año 2016.

Asimismo, es esencial acelerar una transición tecnológica que permita generar energía a partir de fuentes menos intensivas en emisiones, como la energía solar o la eólica. También es fundamental promover la adopción de vehículos eléctricos, especialmente si se trata de modernizar las flotillas de transporte público. Otros combustibles, como el hidrógeno verde, se proyectan también como una alternativa para la generación de energía en los próximos años.

En 2021, las emisiones brutas de GEI de México representaron el 1.4 por ciento del total global, ubicando al país en segundo lugar en América Latina, solamente superado por Brasil, que en el mismo año emitió el 2.5 por ciento.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), en México en la actualización del inventario a 2021 no se deducen las reducciones de emisiones por actividades de uso de suelo y productos forestales, sin embargo, en 2019, cuando sí fueron incorporadas, estas contabilizaron cerca del 26 por ciento de las emisiones brutas del país.

Es importante señalar también el efecto de la pandemia de COVID-19 sobre las emisiones de GEI, ya que existe un vínculo intrínseco entre la actividad económica y la generación de emisiones a la atmósfera. En el año 2020 se observa un descenso notorio de las emisiones de GEI en México, el cual coincide con la etapa más severa de la pandemia y el confinamiento, mientras que, en el año 2021, a pesar de la reapertura de la economía, las emisiones continúan en niveles previos a la pandemia. De esta forma, mientras que en 2020 la economía mexicana se contrajo en 8.6 por ciento, la reducción de emisiones de GEI fue de 5.6 por ciento.

Esto contrasta con los datos a nivel global, ya que en 2020 la contracción del PIB mundial por el efecto de la pandemia fue menor que en México, ubicándose en 2.8 por ciento, mientras que las emisiones globales de GEI en ese mismo año se redujeron en 3.7 por ciento.

La emisión de dióxido de carbono (CO2) es la principal fuente de GEI a nivel mundial y en México. En 1990, dichas emisiones en el país fueron de 319.3 millones de toneladas métricas, antes de la pandemia por COVID-19, en 2019 alcanzaron 520.3 millones y para 2021 llegaron a las 456.3 millones de toneladas métricas. Así, en 2021 México emitió 42.9 por ciento más dióxido de carbono que en 1990. El INECC estima que el dióxido de carbono representó 63.9 por ciento del total de las emisiones de GEI en México durante 2021.

La producción de electricidad y calor y la refinación de petróleo es la principal fuente de emisiones de dióxido de carbono, representando 36.7 por ciento del total en México, siendo el gas natural el principal combustible utilizado, seguido del combustóleo y el carbón natural. Le siguen en importancia los combustibles usados en las actividades de transporte terrestre, aéreo y marítimo que generaron 32.0 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono en el año 2021.

Disminuir las emisiones de CO2 implica tomar acciones para reducir la quema de combustibles, ello a fin de obtener energía de fuentes menos contaminantes. Entre las principales alternativas se encuentran la energía eólica y la solar fotovoltaica, así como la transición hacia equipos eléctricos de autotransporte. Sin embargo, la IEA indica también que México se encuentra aún con rezagos en términos de transición energética, en especial cuando se compara con el resto de los países de América Latina.

El metano (CH4) es el segundo gas de efecto invernadero que más se emite a la atmósfera, tanto en México como en el mundo, el cual surge principalmente como consecuencia de la descomposición de materia orgánica. Para México, se reporta que en 1990 las emisiones de metano ascendieron a 117.9 millones de toneladas de CO2e, representando el 25.3 por ciento del total de GEI emitido por México en dicho año. En cambio, para 2021 estas aumentaron a 198.0 millones de toneladas de CO2e, teniendo una participación en el total de emisiones de GEI de 27.7 por ciento. Lo anterior se traduce en un aumento de las emisiones de metano de 67 por ciento entre 1990 y 2021. La ganadería representó el 52.5 por ciento de las emisiones brutas de metano en el año 2021.

 

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