En México se estima que 19.3 por ciento de la población adulta padece síntomas de ansiedad severa, mientras que 31.3 por ciento tiene síntomas de ansiedad mínima o en algún grado. La primera Encuesta Nacional de Bienestar Autorreportado (ENBIARE 2021) del INEGI indica que la expectativa de no poder sufragar los gastos del mes afecta a 43.4 por ciento de la población adulta y 11.3 por ciento manifestó incertidumbre ante dicha situación.
Se sabe que antes de la pandemia por COVID-19 cerca de 15 por ciento de la población mexicana sentía ansiedad; no obstante, durante la pandemia este trastorno mental aumentó al 33 por ciento.
Los síntomas que se experimentan son palpitaciones molestas, miedo irracional, ahogo, temblores y sensación de angustia de perder el control. De acuerdo con el artículo “Los Trastornos de Ansiedad”, este trastorno consiste en un sentimiento desagradable de temor como una señal de alerta que advierte de un peligro amenazante en donde la amenaza es desconocida.
“La ansiedad es una emoción normal que todos hemos experimentado y que muy probablemente volveremos a experimentar, es algo que cualquier ser humano llega a padecer de una u otra forma. Esta emoción se va a presentar ante sucesos que puedan afectar nuestra vida; la ansiedad nos pondrá en un estado de alerta para ayudar a buscar la forma de superar alguna adversidad e incluso sobrevivir”, destaca la doctora Aida Benazir Sánchez Reyes, psiquiatra adscrita a Grupo Punto de Partida, clínicas especializadas en salud mental.
La especialista egresada de la UNAM aclara que, hasta cierto punto, la ansiedad puede considerarse benéfica, porque ayuda al ser humano a realizar acciones para hacer frente a cualquier potencial amenaza que se presente. Sin embargo, “es patológica cuando la intensidad de ésta es tan alta o tiene una duración tan prolongada que repercute en el rendimiento, funcionalidad y calidad de vida de las personas; cuando más que ser una ventaja para superar adversidades, interfiere con la vida de quien la padece”.
Información publicada por la Organización Mundial de la Salud apunta que 4 por ciento de la población mundial padece un trastorno de ansiedad, pero sólo uno de cada cuatro personas que lo necesita recibe algún tratamiento.
“Quien tiene Trastorno de Ansiedad Generalizada tiene dificultad para concentrarse o tomar decisiones, irritabilidad, tensión muscular, inquietud, náuseas o malestar abdominal; además padecen frecuencia cardiaca elevada, sudoración, movimientos involuntarios en extremidades tanto superiores como inferiores y dificultad para dormir, entre otros síntomas”, añade por su parte la psicóloga clínica Mariana García Loera, quien forma parte del equipo multidisciplinario de especialistas de Grupo Punto de Partida.
“La salud mental y emocional es tan compleja e importante como la salud física. Lamentablemente aún se tienen estigmas, mitos y dificultades para informarse de manera seria y precisa. Nadie debería padecer sus trastornos en soledad, por ello son muy importantes la atención, el cuidado y la prevención de la salud, ponderándola y sosteniéndola para bien de todos”, añade García Loera, quien brinda asesoramiento sicológico y trabaja con distintas técnicas específicas en pacientes que padecen ansiedad y otros padecimientos.
Aunado al acompañamiento profesional experto, es importante que quienes viven con ansiedad aprendan a identificar qué situaciones o acciones les causan estrés y aumentan su ansiedad, pues en estos momentos deben poner en práctica las estrategias que desarrollaron con su médico (s) tratante.
Si bien, la mayoría de las personas con trastornos de ansiedad necesita psicoterapia o medicamentos para controlarla, los cambios en el estilo de vida –como evitar el consumo de tabaco, cafeína, alcohol y sustancias tóxicas– y las estrategias de afrontamiento también marcan la diferencia.