Al cúmulo de incertidumbres que provocan la inflación alimentaria que azota la economía familiar mexicana, como son sequía, inseguridad y bajo poder de compra, se suman la sobrerregulación del mercado y, el mayor de todos los males, las prohibiciones comerciales. Al imponerlas, el Estado incumple su obligación de formalizar la economía y regular con reglas claras el mercado, dejándolo sin control, resultando ganadores de esto el mercado negro, aquel que no paga impuestos ni respeta las regulaciones sanitarias ni comerciales, y los delincuentes que lo animan. La Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC) reitera estar a favor de la regulación que promueve la formalidad y el comercio legal y en contra de la prohibición.
“Ahora a propósito de los tiempos electorales, habremos de agregar el impacto de la política en nuestra economía. Los comicios llevados en términos democráticos fortalecen el sistema político y, por ende, nuestra economía; sin embargo, sabemos que en nuestro país la sucesión presidencial es más bien rijosa y ofrece muchas incertidumbres al no garantizar que el proceso se lleve dentro de las reglas y los márgenes establecidos. El debilitamiento de instituciones como el Instituto Nacional Electoral (INE) y los órganos de justicia, dan cuenta del ambiente polarizado que eventualmente se vivirá en la campaña electoral por la presidencia”, comentó Cuauhtémoc Rivera, presidente de ANPEC.
Nos encontramos a 97 días de la elección y las distintas fuerzas políticas se alinean y se realinean mostrando inestabilidad en sus posicionamientos políticos expresados con una narrativa polarizante que augura turbulencias. La intervención de pandillas de delincuentes en los comicios es una amenaza latente que pone en jaque la instalación de las casillas de votación, cuando menos en cuatro entidades a decir del INE: Guerrero, Oaxaca, Michoacán y Chiapas, evidenciando el riesgo prevaleciente en este proceso electoral de no lograr desarrollarse a cabalidad ni generar la credibilidad que se espera de sus resultados.
En junio del presente año los mexicanos vivirán la jornada electoral de mayor envergadura que se tenga memoria, asistirán a las urnas a elegir a sus gobernantes aproximadamente cuatro mil millones de ciudadanos. Sin duda, la política es un factor fundamental para el desarrollo de la economía de un país. ANPEC, ocupada y preocupada siempre de la salud que guarda la microeconomía, dando seguimiento puntual a las variaciones de precios de los productos de la canasta básica a fin de observar el alcance del poder de compra de la gente, registrando sus reducidos márgenes de adquisición, dando cuenta de las obligadas cancelaciones de consumo y la baja calidad de compra, se preocupa en extremo por el clima prevaleciente en las próximas elecciones presidenciales de nuestro país por su contundente impacto en los bolsillos de los consumidores.
En México nos aprestamos a vivir una contienda electoral de sesenta días en la que vamos a atravesar por curvas, túneles y pendientes de alto riesgo que, de no ser cuidadosos y prudentes, podrá descarrilar el proceso. La responsabilidad que tienen los partidos políticos y sus candidatos es mayúscula, deben ser capaces de brindarnos unas elecciones confiables en donde los perdedores reconozcan su derrota y la victoria de su contrincante, se trata de cuajar la gobernanza democrática del país para seguir adelante.
En las últimas cuatro décadas, la conciencia colectiva nacional ha mandatado a la política tareas muy puntuales: en 1988 pidió modernidad, en 1994 estabilidad, en 2000 democracia, en 2006 bienestar, en 2012 paz, en 2018 erradicar la corrupción y la impunidad y hoy en 2024 clamamos por seguridad. Como balance de estos cuarenta años de gobiernos, podemos asegurar sin temor a equivocarnos que todos, cual más cual menos, han quedado a deber al pueblo mexicano, nos han salido con cuentas mochas y domingos siete y con miles de justificaciones, lo cierto es que no lograron cumplir con el mandato popular.
“El sistema político y sus actores están en deuda con el pueblo de México. No han estado a la altura de las circunstancias, han dejado pasar valiosísimas oportunidades y han llegado tarde a la historia. Mientras todo esto pasa, las familias mexicanas, estoicas y resilientes, se mantienen en pie esperanzadas, sobreviviendo a una economía de guerra con la más doliente de las recesiones, aquella que no se declara y no les permite una alimentación balanceada ni cubrir los gastos esenciales de su modus vivendi, la gente se las ve negras un día sí y otro también, mes con mes, año con año”, recalcó Rivera.
Por ello exigimos a todos los candidatos que tomen nota de la realidad del entorno y no caigan en despilfarros, falsas promesas y esquilmos a fin de conseguir el voto de los ciudadanos a sabiendas que no buscan dar retorno a su aprobación, sino sólo llegar por llegar al poder, sin saber realmente qué se va a hacer, sin estar verdaderamente comprometidos con un proyecto de nación que saque de la pobreza a los millones de mexicanos en ella sumergidos y marginados, sin ser capaces de imaginar y construir una sociedad más justa e igualitaria. Vivimos tiempos de una sociedad de poetas muertos, de liderazgos frívolos, maniqueos y ambiciosos.
“Ahora la mayor demanda de la gente es que se garantice su seguridad y la de sus familias, poder pasear por parques, transitar por avenidas, trasladarse a sus trabajos y a las escuelas sin temor a ser asaltados, echarle todos los kilos a un negocio y no ser extorsionados por cobro de piso, que nuestras hijas y mujeres puedan moverse libremente sin ser acosadas ni violentadas, que nuestros niños puedan jugar al aire libre sin temor a ser secuestrados. En suma, se insiste que en este 2024 lo que la conciencia colectiva nacional clama a la política es seguridad para vivir libres”, concluyó Rivera.
Reiteramos nuestra exigencia a los candidatos y sus equipos a conducirse con responsabilidad durante la campaña electoral y con un fuerte compromiso democrático. De lo contrario, fallarán de nueva cuenta al mandato, no lograrán garantizar la seguridad que se demanda para vivir en paz y terminarán por afectar la calidad de vida de los mexicanos al detonar una mayor inflación en nuestra economía. No deben perder de vista que la mala política es inflacionaria.
Esto es lo que verdaderamente está en juego el próximo 2 de junio. Lo de menos es quién gane, lo trascendente es que tenga claro el mandato del pueblo y que haya unidad nacional para lograrlo. Fallarle nuevamente al pueblo nunca será opción, por lo que el principal requisito de cualquier aspiración política es tener vergüenza.