El turismo, con su capacidad de conectar culturas, enriquecer vidas y generar ingresos económicos, también tiene un impacto significativo en el medio ambiente y en las comunidades locales. El conversatorio virtual “El cambio climático también va en las maletas”, organizado por Iniciativa Climática de México (ICM), exploró la relación entre el turismo y la sostenibilidad, destacando la corresponsabilidad que tienen los viajeros en la preservación del planeta.
Esta quinta entrega de la serie de conversatorios virtuales «Tu vida cotidiana y el cambio climático» de ICM, organización de la sociedad civil dedicada a fortalecer las acciones de mitigación de gases de efecto invernadero (GEI) en el país, planteó la necesidad de impulsar prácticas que contribuyan con la conservación de los destinos naturales.
La conversación contó con la participación de Mariana Díaz, líder del proyecto Contribución Determinada a Nivel Nacional desde la Sociedad Civil de ICM, y de Alonso Vera, conocido como Pata de Perro, especialista en turismo regenerativo y autor del libro Viajar para Vivir.
Alonso explicó que, en la antigüedad, viajar tenía un propósito y había una experiencia detrás. Hoy en día, muchas veces, viajar no tiene sentido cuando “la verdadera metamorfosis se desencadena en las comunidades anfitrionas y en sus respectivos entornos naturales”. Refirió que, a pesar de que el turismo se presenta como una promesa de experiencias, 90% de la actividad turística en México se concentra en 10 destinos, dejando más de 250 destinos en segundo plano, sin aprovechar su potencial.
Por otro lado, señaló que, para medir el impacto del turismo y desarrollar un enfoque más sostenible, es necesario considerar tanto los hábitos de consumo como la oferta turística en sí misma, así como la colaboración en la cadena de valor del producto turístico. En contrapropuesta, recordó que el turismo regenerativo implica identificar el potencial turístico de las comunidades, considerando de manera sensible la temporalidad, la capacidad de carga y la participación local para crear productos más competitivos y sostenibles.
Por ello, pidió preguntarse qué hay detrás del destino que se elige y cómo esta reflexión marca la diferencia. El turismo regenerativo puede contribuir –muy significativamente– a fortalecer el tejido social, mitigar la migración y la explotación del patrimonio natural, así como a fomentar la identidad y el orgullo comunitarios.
Por su parte, Mariana Díaz, señaló que, desde vuelos en avión hasta souvenirs, diversas actividades contribuyen a la huella de carbono del turismo, siendo los visitantes de países de altos ingresos los principales emisores. En este contexto, indicó que las emisiones de CO2 relacionadas con el transporte del sector turístico representan 22% de todas las emisiones de transporte, subrayando la necesidad de una colaboración mejorada con el sector del transporte para respaldar la puesta en marcha de un escenario de alta ambición.
Sostuvo que, en el ámbito turístico, es crucial reflexionar sobre la naturaleza de nuestras decisiones y su impacto real en el entorno, por lo que la pregunta fundamental recae en si estamos gastando nuestro dinero de manera responsable o si simplemente estamos contribuyendo con el desgaste del medio ambiente. Por ello, recalcó que cada elección que realizamos en nuestra vida diaria tiene un impacto climático, y el turismo no escapa a esta regla. Es imperativo considerar las repercusiones ambientales de nuestras decisiones de viaje y trabajar hacia un enfoque más consciente y sostenible al explorar el mundo.
Los viajeros tienen el poder de elegir destinos y actividades que apoyen prácticas sostenibles. Optar por alojamientos certificados como ambientalmente responsables, participar en actividades vinculadas al medio ambiente y la cultura local, así como consumir productos locales y de comercio justo son algunas formas en las que los viajeros pueden contribuir positivamente a la sostenibilidad durante sus viajes –subrayó Mariana Díaz.
De esta manera, la conversación profundizó en entender el papel fundamental que juegan diversas propuestas de política pública que ICM ha elaborado y que tienen como objetivo impulsar acciones encaminadas a que México cumpla con los compromisos internacionales de reducción de emisiones de CO2 y a avanzar en una transición energética justa. Integrar estas propuestas –en formas creativas y eficientes– podría convertir al sector turismo en un ejemplo internacional en cuanto a sustentabilidad y equidad social; un sector que vincule a todos los sectores productivos de manera virtuosa con el compromiso de conservar y acrecentar nuestra cultura y patrimonio natural.