Los calambres musculares, esas contracciones involuntarias y dolorosas que pueden ocurrir en cualquier momento, son más comunes de lo que imaginamos. Se estima que hasta el 60% de la población los experimenta en algún momento de su vida.
¿Qué causa los calambres?
Las causas son variadas, pero las más comunes, de acuerdo con el Dr. Carlos Suárez Ahedo, ortopedista especialista en cirugía de cadera y de rodilla, incluyen:
Deshidratación: La falta de líquidos puede afectar el equilibrio electrolítico del cuerpo, lo que a su vez puede interferir con la función muscular. De acuerdo con la Mayo Clinic, la deshidratación por calor o ejercicio intenso es un factor de riesgo importante para los calambres.
Fatiga muscular: El uso excesivo de los músculos puede provocar fatiga y, como consecuencia, calambres. Un estudio publicado en el Journal of Sports Science and Medicine encontró que los atletas que realizan ejercicio de alta intensidad tienen un mayor riesgo de sufrir calambres musculares.
Problemas circulatorios: La mala circulación sanguínea puede afectar el suministro de oxígeno y nutrientes a los músculos, lo que puede aumentar la probabilidad de calambres. Un artículo de la National Library of Medicine indica que las personas con enfermedades vasculares como la diabetes o la aterosclerosis tienen un mayor riesgo de sufrir calambres.
Ciertas condiciones médicas: Algunas condiciones médicas, como la enfermedad renal, la diabetes o la hipocalcemia, pueden aumentar el riesgo de sufrir calambres. Un estudio publicado en la revista Muscle & Nerve: encontró que las personas con enfermedad renal tienen 5 veces más probabilidades de sufrir calambres musculares que las personas sanas.
¿Cómo prevenir los calambres?
El Dr. Suárez Ahedo, nos brinda algunos consejos que te podrán ser útiles:
- Mantente hidratado. Beber suficiente agua es fundamental para la salud en general, y también para prevenir los calambres. Se recomienda beber entre 8 y 10 vasos de agua al día, especialmente si haces ejercicio o vives en un clima cálido.
- Estira antes y después del ejercicio. Los estiramientos ayudan a preparar los músculos para la actividad física y a prevenir la fatiga. Se recomienda realizar estiramientos de 5 a 10 minutos antes y después de hacer ejercicio.
- Consume alimentos ricos en electrolitos. Los electrolitos, como el sodio, el potasio y el magnesio, son esenciales para la función muscular. Asegúrate de incluir en tu dieta alimentos ricos en estos minerales, como frutas, verduras, legumbres y frutos secos.
- Evita la sobrecarga muscular. Si no estás acostumbrado a hacer ejercicio, comienza de forma gradual y aumenta la intensidad y la duración de tus entrenamientos poco a poco.
- Usa ropa y calzado adecuado. La ropa y el calzado demasiado ajustados pueden restringir la circulación sanguínea y aumentar el riesgo de calambres.
- Duerme lo suficiente. El descanso es fundamental para la recuperación muscular. Asegúrate de dormir entre 7 y 8 horas cada noche.
- Consulta a un médico. Si los calambres son frecuentes o intensos, o si están asociados con otros síntomas como fiebre, fatiga o debilidad muscular, es importante consultar a un médico para descartar una posible enfermedad subyacente.
Si sufres un calambre, lo mejor es estirar el músculo afectado de forma suave y mantenerlo estirado hasta que el dolor desaparezca. También puedes aplicar calor o frío en la zona afectada para aliviar el dolor.
Siguiendo estos consejos del Dr. Suárez Ahedo, podrás prevenir los calambres y disfrutar de una vida más activa y saludable.